La euforia runner
¿Por qué correr 15, 30 o 42 kilómetros seguidos? ¿Por qué hacerlo voluntariamente? ¿Qué gano aparte de sufrimiento y dolor de pies y piernas? Son estas algunas de las preguntas que me vienen a la cabeza cuando decido salir a correr. No comprendía a mi padre y su incesante presión por lograr retos deportivos cada vez más exigentes que ya rozaban la locura absoluta.
No he llegado a comprenderlo hasta que he podido experimentar la tan insólita e incomprendida sensación que todo corredor de ultrafondo dice haber sentido durante las largas horas que se expone al sufrimiento físico y mental.
Lo definiría como "euforia de espíritu", pero científicamente se llama "runner's high". Es una especie de cóctel molotov en el que la angustia y el sufrimiento se transforman en serotonina. Son unos instantes en los que el cerebro evade todas las sensaciones incómodas que recibe de la mente y el cuerpo, ofreciendo vía libre a una increíble percepción de ligereza, paz y felicidad. Es una sensación de recompensa por todo el esfuerzo, una culminación y justificación de los motivos por los que salir a correr teniendo diez problemas personales y laborales que resolver o los dedos de las manos tan congelados que no te dejen abrocharte correctamente las zapatillas.
Esa sensación de satisfacción que te da el deporte es real, y cuando la descubres entiendes la razón por la que algunos locos deciden convertir el sufrimiento en su gran pasión.
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