Los gestores de lo público y de la política
Cuántas veces se usa un mismo disfraz para engañar a la ciudadanía, ¿y por qué no? Una de las razones podría ser que quienes venían a higienizar el limpiaparabrisas se han convertido en enjambre de zancuderos que ensucian aún más sin contemplación alguna. Otra razón puede estar en la propia sociedad, adormecida, que nada tiene que ver con las llamadas a la democracia y a la limpieza de la corruptela de los años 90.
Nadie se avergüenza en comportarse hipócritamente porque está de moda. Es ya como un vicio, casi una virtud, que los profesionales de la hipocresía ofrecen admirables ventajas y son considerados ídolos a falta de figuras que resultan no ser de barro, pero que no conviene tenerlos como referente porque generarían esfuerzo personal.
Sociológicamente, es curioso que descubriendo a un hipócrita todavía se le tiende la mano para que goce de su propia paz sin que padezca congoja alguna. Si entramos en su mundo, más minucioso, si a este hipócrita se le considera "líder", sus afiliados son tan devotos que incluso estos se echan sobre quienes le critican, y si descubren que intriga, miente o es incompetente, no importa, pues el "líder tiene la preocupación del reflejo de la bruja de Blancanieves y se siente preocupado por cómo ha de recordársele en la historia.
El ídolo hipócrita y su séquito se convierten en censores que se atrincheran para no perdonar a quienes les agredan, guardando un odio especulativo propio del siglo XVI y que jamás aplicará la bofetada de Vespasiano. Al contrario. Lo que aplicará será lo vengativo con quienes le lleven la contraria y no tengan el pensamiento único que vaya inoculando en cualesquiera institución, organismo u organización.
Este es, hoy en día, el modelo del "líder" en la esfera del bien común. Un personaje que acumula vicios y poder sin sentirse inmortal. Rodeándose de Farinelli con letras que sean de loa para que pueda dormir con la tranquilidad de lo bien hecho, de lo bien que lo hace.
Este "líder" jamás se apoyará en hombros de gigante porque -tal como le ocurrió a Verdi- rompería el espejo para no ver a una sociedad camino de la tragedia. La derivada, a todo ello, es el cortoplacismo y el egocentrismo de quien será recordado, en el poso de la historia, como una figura que jamás debió de llegar tan lejos y que tanto daño hizo al bien común.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo