Futboleros
Me encantan los futboleros a los que no les gusta el fútbol. Me causan placer aquellos futboleros a los que lo que más les importa es el resultado del equipo rival por excelencia, por encima del suyo. Me agradan los futboleros que, en un bar, apenas miran para su equipo, máxime si está ganando. Me maravillan los futboleros que solo ven las faltas del equipo con el que se juegan la Liga, y también los que, para ellos, el árbitro siempre pita a favor de ese equipo. Me complacen los futboleros que, en las tabernas, jalean a su equipo con descaro y groseramente y menosprecian a los del equipo contrario. Me enloquecen los futboleros que idolatran a jugadores de fútbol, por encima incluso de familia y amigos, son sus dioses millonarios. Mi admiración hacia los futboleros propietarios de chigres que manifiestan pública y ostentosamente su alistamiento alineado hacia un determinado equipo.
No soporto a los futboleros educados que animan a su equipo y respetan a los admiradores del contrario. No trago a los futboleros que ven el fútbol con tranquilidad, cualquier partido que sea, que manifiestan con ecuanimidad sus opiniones. No me gustan los futboleros que aplauden una buena jugada, sea del equipo que sea, porque entonces están demostrando que les gusta el fútbol de verdad.
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