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Michael Ignatieff, el liberalismo cívico y social

23 de Octubre del 2024 - José Luis López Tamargo

Alvin Toffler habló de las olas culturales vinculadas a los cambios tecnológicos. Hoy debemos de andar por la cuarta ola de cambio tecnológico, que genera cambios culturales evidentes, en la automatización de la vida cotidiana, facilitándonos muchas comodidades, cambiando totalmente el modo de relacionarnos y de habitar mundos privados y mundos sociales compartidos, en el mundo hiperindividualista de hoy se habla de la “caverna electrónica”, pues para mucha gente su conexión con el mundo relacional es a través de una pantalla de ordenador, de las redes sociales, de toda la retroalimentación recibida a través de mundos de silicio, cables y pantallas. El mundo aspiracional nos lleva a interiorizar pautas de comportamiento, proyecciones de nuestra voluntad a hacer realidad, vectores de conducta basadas en la confianza en que determinadas acciones y deseos van a tener éxito en el escenario donde nos desenvolvemos, porque los sueños que tenemos, anhelos y visiones a realizar de nosotros mismos para estar mejor están legitimados por un marco de relaciones tolerantes, democrático, de oportunidades abiertas, por un mercado libre de sueños a realizar, construcciones de uno mismo mediante el esfuerzo personal y el ser hecho a sí mismo. El colectivismo no está muy de moda, sin embargo lo que nos hace humanos es compartir espacios de encuentro, trabajar juntos desde el respeto, la escucha, la gestión emocional sana y llegar a consensos civilizados en una sociedad mejor de la que todos nos beneficiamos, el individuo es una creación social también, hay sociedades más individualistas

y más comunitarias, eso está claro. El ser humano sigue siendo un mamífero de sangre

saliente, recibir afecto, socializar en clave positiva y grata, sentirse reconocido como parte de

un grupo lo más respetuoso con su forma de estar y ser es político, humano, nos humaniza y enriquece como personas de todas las edades, en un sentido de intercambiar todo tipo de

bienes, refuerzos y afectos saludables, sonrisas, acuerdos y proyectos comunes ilusionantes.

Hoy la política tiene mucho de puro ritualismo y teatralidad, cuando el centro de las decisiones poco tiene que ver con la toma de resoluciones deliberativas en sede parlamentaria.

Es necesario huir de oclocracias y populismos, de democracias sin pulso participativo asumido. Hoy las sociedades de bienestar estatalizadas seguirán generando sistemas de concierto, amplia sanidad pública de gran calidad, compatible con todo tipo de iniciativas privadas.

Sumario: Una sociedad que debe reconocer el valor de la persona y su igualdad

Destacado: Hoy la política tiene mucho de puro ritualismo y teatralidad, cuando el centro de las decisiones poco tiene que ver con la toma de resoluciones deliberativas en sede parlamentaria

El Estado, los poderes públicos parten de estados en los que la gente no tenía capacidad

ninguna de generar iniciativas, movimientos, asociacionismo, voluntad de cambio, ideas.

Michael Ignatieff nos habla de sociedades liberales, donde es piedra angular reconocer

el valor de la persona y su igualdad digna a todos los seres humanos, incluso muy por encima

de las desigualdades económicas, fomentando escuelas de salud, de habilidades sociales

sanas. Hay una función del derecho represiva, regulativa y promocional. El derecho represivo o penal, en una sociedad democrática avanzada, que permite la plena igualdad de derechos de minorías de todo tipo, disidentes y unas amplias libertades ideológicas, de conductas, estilos de vida y un claro pluralismo, se basa en una ética humanitaria consensuada que hoy en día pasa por los derechos humanos, también en su desarrollo participativo, cultural, económico y social, respetando la libertad de mercado, las libertades individuales, libertad de empresa, propiedad privada, tutelando bienes jurídicos sociales universales, libertades y propiedades.

El derecho regulativo crea y conserva instituciones que favorecen, amparan y reconocen

situaciones que exigen una protección jurídica, como las instituciones del derecho civil, tutelas, curatelas, derechos que regulan la continuidad de ciertas instituciones que a todos benefician como ciudadanos y garantizan que hay una leyes que nos amparan administrativa y civilmente según principios de seguridad jurídica, autonomía de la voluntad contractual y garantismo de Estado democrático social y avanzado. La función promocional del derecho es la de la política de subvenciones, asignación de recursos en clave redistributiva justa, política de becas y de recompensas a personas individuales, entidades o talentos que merezcan un incentivo en forma de premio. Lo que está claro es que hombres y mujeres han demostrado su valía y resultados claramente cuando se les han dado las oportunidades, la educación, medios y la seguridad cívica, empresarial y estatal de desarrollarse educativamente y gozar de libertades, tener un proyecto de vida libre: han generado recursos, aumentado el bienestar colectivo, hecho prosperar a la nación y a un mundo abierto en cooperación, redes globales diarias.

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