Riopedre y Gavito
Graves parecen las acusaciones que han llevado al exconsejero Riopedre a Villabona, y de esa gravedad dan cuenta los distanciamientos inmediatos en el ejecutivo asturiano, en su partido, el PSOE, y en la mayoría de su entorno.
También el retiro de agosto de su prolongado cargo permite ser interpretado como conocimiento del Gobierno asturiano de lo que podia haber detrás en las ilegalidades, y aminorar la sorpresa en que se han despertado todos los partidos, el PP el que más.
Se supone que otros altos cargos estarán en similares posibilidades de irregularidades y delitos, y factibles de investigación correspondiente. Se supone. Entre ellos los empresarios. ¿Medianos y grandes?
La imagen de las calles de Gijón, donde Trevín montó un desmesurado pelotón policial para proteger a los bancos en el recorrido de la pacificisima manifestación anti-crisis, contrasta poderosamente.
Pero hay otro precedente de detención y delito, mayor, de otro exconsejero del Gobierno astur, que tuvo un trato diferente. El señor Gavito fue consejero de Industria, y después alto ejecutivo de la Repsol, en calidad de lo cual operó en Bolivia. Y fue detenido, aunque solo fuera por un día, por el robo desmesurado de recursos, que su empresa Repsol realizó de forma continuada en aquel país, e incluso, en la máxima ilegalidad, especuló en la Bolsa de Nueva York con los activos soberanos de Bolivia.
El trato frente a aquel robo, que parcialmente ha sido detenido con la llegada del presidente Evo Morales a la Presidencia, fue bien distinto, y el Gobierno de Madrid se fue rapidito a defender a la empresa privada Repsol, con un alto indice de accionariado norteamericano.
Es de suponer que los robos, todos, deben ser investigados y castigados. Podría decirse que si son cometidos por empresarios, cargos públicos, consejeros o exconsejeros mucho más.
Si las cantidades apropiadas indebidamente son mayores, como los miles de millones sustraídos al Estado boliviano, ameritaria ¿no? Mayor castigo también.
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