Atilano
Atilano era un soltero de amplio espectro como la penicilina, además era muy tierno, era muy...
Bueno, espera, tengo que pararte porque yo no soy ningún medicamento, no me parece buena la comparación.
Está bien, esta bien, pues a Atilano, con 60 años, le gustaban las mujeres jóvenes y las viejas, no discriminaba a nadie por la edad, y cuando...
A ver, a ver, no puedes ir diciendo por ahí esas cosas de mí, además tú no me conoces, a ti te han contado cosas de mi vida y tú te las has creído, pero mi vida no la conoces, tú piensas que sí, pero mi vida solo puedo contarla yo, ¿te enteras?, pues eso. Además, todo son habladurías, fabulaciones de gente que me quiere perjudicar, pareces un becario.
Bueno, está bien, sigo, pues Atilano tenía cierta predilección por las mujeres, admiraba la belleza de...
Vamos a ver, a ver, yo admiro la belleza de la mujer y también de una flor, pero también hay flores que no son bellas o que las referenciamos a una época triste y yo las admiro igual, ahí tienes los crisantemos y a mí me encantan, porque la belleza no está fuera sino dentro de las personas, lo mismo que las flores, así que si quieres seguir escribiendo de mi vida entérate primero de lo que es la belleza, parece que no has escrito nunca nada.
Bueno, está bien, no te enfades, sigo, pues Atilano se entendía muy bien con las mujeres, decía que lo importante en una relación es saber escuchar, no interrumpir nunca, ser asertivo y al mismo tiempo decir: te entiendo, estoy contigo y si necesitas...
Bueno, a ver, espera, tampoco es así, es que no has aprendido nada en esta vida y en la otra menos todavía, no sé a qué escuela fuiste, mi relación con la belleza y las mujeres es de respeto, de admiración, de consenso mutuo, os ponéis a escribir como si fuerais "freelancers" y así sale todo. Tan difícil es contar mi vida que es muy normal, muy simple, no se trata de decir que sí a todo, se trata de escuchar con el corazón, tener empatía, no sé en qué escuela de periodismo estudiaste.
Bueno, es posible que ese día me saltara la clase. Bueno, sigo, pero de todas formas Atilano era especial en su relación con las mujeres y...
A ver, especial, ¿por qué especial? Mi relación es normal como cualquier otra, especiales sois vosotros, que no sé de dónde salisteis, todo lo entendéis al revés.
Bueno, está bien, no te enfades, voy a intentar contar cómo eres sin ninguna careta que te cubra la cara, sin que...
A ver, a ver, esto no puede acabar bien, me estás llamando fantasma, dices que tengo doble personalidad, mi vida no es un trampantojo, déjalo, anda, déjalo, que lo estropeas todo, todo, todo lo que escribes, anda, lo voy a contar yo.
Bueno, amigos de Facebook, yo con este personaje no puedo, se me rebela, os lo dejo para que os cuente él cómo es su relación con las mujeres y con la belleza.
Está bien, lo cuento yo, lo cuento yo, que se va entender mejor, que tengo experiencia en esto, aunque después de pensarlo bien, hala, ahora no lo cuento, no tengo ganas de que se entere toda la gente de mi vida y ande mi reputación de boca en boca. Que pongan Telecinco.
P. D. Este relato lo tenía escrito hace dos días, pero los acontecimientos políticos lo han desbordado y eclipsado. Deciros que, hasta dónde yo sé, Atilano siempre fue respetuoso con las mujeres, pero, quién sabe, a veces, de donde menos lo esperas, salta la liebre.
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