La princesa de Palestina
En los cuentos, en los relatos, en las historietas, ¿dónde estaría una princesa palestina?
¿Estaría reflejada en tantas heroínas de la humanidad cuyo nombre no da tiempo a ser pronunciado porque otros asesinatos se suceden sin descanso, de otras princesas, de otras servidoras que defienden la vida pero el sionismo se las arrebata con crueldad inusitada?
Hoy era un gran día para haber puesto en la palestra del Campoamor y aledaños una palabra concreta para detener la matazón de princesas en Palestina.
No lo han querido propiciar, ni en tantos días de tan abundante parafernalia monárquica, de tanta utilización mediática de "los premiados" para intentar ennoblecer a la (fundación privada, pero con fondos públicos) institución de los premios.
De cuatro de los personajes se hubiera esperado más que de los otros.
De Serrat, que en Asturias ha dicho del Mediterráneo que es un mar que, de ser un puente entre culturas, se ha convertido en un "sarcófago inmenso" en el que se van depositando las vidas y sueños de miles de personas que se ven obligadas a migrar. "Por eso no me gusta el mundo en que vivimos, hostil, contaminado e insolidario donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio. Soy un hombre partidario de la vida. No me gusta ser testigo de atrocidades sin unánimes y contundentes respuestas".
¿Precisaba el Serrat republicano de esta complicidad con los vestidos de seda y los trajes rígidos de los magnates, que se aprovecharon bien de la circunstancia premiadora para endilgarnos, de nuevo, ataques tan directos contra los derechos laborales, contra las reducciones de jornadas, defendiendo envueltos en la bandera la entrega de más recursos a empresarios y empresas extranjeras, de las que se mofan de las normas y los derechos, como ellos, los empresarios de alto rango asturianos y españoles?
La iraní afincada en Francia Marjane Satrapi ha discurseado sobre "la humanidad", pero ni ha querido desde su podio privilegiado mencionar la palabra Palestina, ni en sus entrevistas previas ha mostrado otra cosa que el relato sionista de la actual liquidación del pueblo palestino. Cuando ha hablado contra el integrismo, no ha querido señalar al integrismo sionista exterminador.
El canadiense Michael Ignatieff ha ido a la UniOvi a testificar contra el genocidio sionista, negándolo. Lo cual tan extraño no debe ser en alguien que apoyó la invasión de Irak por parte de EE UU, y que recibiría sin sonrojos premios sionistas como el "Dan David" en 2019.
¿Se puede acaso hablar de DD HH pasando de soslayo, negando o escondiendo el exterminio masivo de niñas y niños por parte del sionismo en Palestina?
El cuarto personaje, al que podrían haber encargado una mención de humanidad por Palestina, sería la propia Leonor, pero no han querido.
Así que, en escenario ovetense, se ha vuelto a repetir la inmoralidad del silencio, y se ha vuelto a encajonar (sin entrar en odiosas comparaciones) a quienes demandaban Justicia contra quienes cometen y son cómplices del genocidio, entre policías, vallas, francomiradores, helicópteros y cambios de enfoque de cámara, a los portadores de banderas de Palestina.
No han querido mirar a la princesa de Palestina, que no llora como víctima evidente, sino que asciende a un plano de dignidad humana que ninguna fiesta de luces falsas puede lograr superar.
Que Viva Palestina Libre y que se enjuicien ya (Tribunal Internacional La Haya) a los criminales que andan peligrosamente sueltos.
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