Minorías
La "ley de Murphy" la leí hace cincuenta años, luego me introduje en el trabajo y en eso de la lógica técnica para averiguar cómo programar un autómata. Descubrí que la ecuación lógica resultante, si se enunciaba con las palabras claras y precisas de sus variables independientes confirmaba la razón de ser de la ley de Kidlin: "Si escribes un problema de forma clara y específica, tienes resuelto la mitad del mismo". Pero a la hora de ejecutar el programa, con los actuadores de la máquina activando los captadores de información, se descubre que hay muchos imprevistos que no se habían tenido en cuenta en el universo del programa, y que sí existen en el universo de la realidad. Lo que confirmaba la ley de Murphy: "Si algo puede ir mal, irá mal". Más tarde, al considerar todo esto, me atreví a enunciar una especie de ley propia: "Toda posibilidad imaginada y específicamente verbalizada de lo que podría llegar a ocurrir, puede suceder y de suyo sucederá en su debido lugar y tiempo: quizá no aquí, quizá no ahora, pero sucederá". Esto nos dice que una sociedad necesita minorías imaginativas capaces de imaginar lo que puede llegar a suceder. Después habría que buscar lo bueno y evitar lo malo. Ya que una vez imaginado: ¿qué va a suceder? Se debe dar paso a las minorías éticas para que decidan: ¿qué se debe hacer? Y hecha la elección, se pasa esta a las minorías políticas para que decidan: ¿cómo se puede hacer? De tal forma que una vez se tenga consensuada la propuesta del cómo, se pasaría a las minorías técnico-ejecutivas para que realicen la propuesta que facilita lo bueno y evita lo malo: tal y como se imaginó.
Aglutinando todas estas minorías existen poderosos medios: "Medios de educación y formación", "Medios de divulgación y comunicación", "Medios de economía y financiación"... Si existiese un equilibrio armónico entre todas las minorías descritas antes (ajustadas por los medios) la sociedad no fracasa. Pero, si se menosprecia o se hace fracasar a alguna de estas minorías por corruptelas o equivocaciones entre ellas o entre los medios: la sociedad ineludiblemente fracasa.
Aquí y ahora, no existe tolerancia. Grupos minoritarios se confabulan para, con su mayoría resultante, ser vengativamente intolerantes con la mayoría. Son tiempos de fracaso: la coalición triunfante singulariza su poder en un líder que pretende quedarse con todo creyéndose en derecho. Somos una sociedad para la que: las minorías imaginativas dicen tonterías, las éticas son despreciables, las políticas incapaces de consenso, y las técnico ejecutivas hacen trampas o fiascos. Son tiempos en los que: solo triunfa la maldad y la intolerancia. La democracia se aleja y se acerca la tiranía. El universo de lo programado y prometido nada tiene que ver con la realidad ejecutada y padecida.
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