Internet rural, ¿un engaño? 2.ª parte
Vivimos en Ponga, donde también tenemos mi esposa y yo una casa de turismo rural desde el año 2008. Siempre con internet en ambas como servicio básico para todos los clientes y para nosotros.
A los que pudieron haberme leído el pasado día 26 (y a los que no también) deseo que conozcan esta segunda parte de la realidad que estamos viviendo.
El pasado mes de agosto recibimos una carta en la que una empresa de comunicaciones nos anunciaba que las líneas de teléfono e internet mediante cobre serían cerradas en Ponga en este mes de octubre y que, por tanto, quedaríamos sin esos servicios. Otro aviso posterior en septiembre, mediante SMS, nos lo reiteraba y ponía fecha exacta: 19 de octubre.
Ah, pero después de esa sentencia firme (sin describir posibilidad de recurso alguno) nos salvaba la vida "online" ofreciéndonos un servicio de radiofrecuencia, conectado a un obsoleto repetidor con la potencia calculada para un coste de mínimos, a tenor de la población fija existente (palabras dichas por técnicos de la empresa) y con cobertura básica para móviles.
También existía, por un precio superior, la posibilidad de conexión vía satélite, mediante la instalación de antenas parabólicas, sustentadas por tres patas de un metro cada una y un plato de ese mismo diámetro (¿se imaginan un parque natural sembrado aquí y allá de setas blancas por tejados y fincas?).
¿Qué filtros administrativos dieron el visto bueno a esa "ocurrencia"? ¿Qué objeto tiene ese despliegue de antenas de radiofrecuencia y parabólicas ahora que la fibra óptica ya está instalada en San Juan de Beleño, capital y centro del concejo de Ponga?
Preguntando por ello me dieron una respuesta clara: la razón económica. La empresa, según su versión, cobra fondos de la UE para instalar (junto con otras compañías en otras zonas rurales) fibra óptica. Pero mucho antes de finalizar esta instalación cierra las centralitas de cobre para ahorrar costes (menor gasto energético y menos mantenimiento). A los vecinos nos dicen como antaño: aquí hay lentejas, si quieres las comes y si no.... Así que a los pocos vecinos que somos nos instalarán setas blancas en tejados y fachadas, orientadas al suroeste, donde están el satélite y el repetidor, "alabados sean".
La estética, y posiblemente la ética, no les quite el sueño al ente Parque Natural de Ponga, al Principado ni quizá al propio Ayuntamiento pongueto. A muchos de nosotros nos queda ¿resignación de nuevo?
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