Una estación de autobuses de pena
Adivina, adivinanza, ¿qué estación de autobuses causa una auténtica vergüenza a toda Asturias en pleno siglo XXI? Algunas pistas para resolver tal duda. Esta estación se encuentra en una población moderna y de vanguardia, pero es una auténtica antigualla y una cochambre en el centro mismo de la ciudad, y ya hemos de considerarla más que patrimonio histórico-industrial. Sigamos con algunos otros datos descriptivos para dar con ella, como, por ejemplo, que lo que hace la vez de andenes son, en realidad, unas estrechas y peligrosas aceras que se alinean al lado de las zonas de parada de los autobuses, que resultan claramente insuficientes para las inmensas colas que se forman, sobre todo en algunos destinos, haciendo que quienes esperamos tengamos que rebasar las zonas de espera para ocupar las partes de entrada y salida de los vehículos, necesitando de la vigilancia continua de los responsables de seguridad porque, si no te atropella un bus, puedes morir porque te dé un espejo retrovisor en la sien y, del mismo modo, puedes sufrir un infarto por el estruendo de los motores o por el estallido de los compresores, o perecer intoxicado por los humos de los tubos de escape que tienes junto a tus rodillas. Además, si llueve, te pones como una sopa; si hace frío, te congelas, y, si hace sol, pillas una insolación, porque la mal llamada estación es, básicamente, un tejadillo con columnas de sujeción, sin nada más, así que a sufrir "a pelo". Por supuesto, si estás cansado, te aguantas porque no hay asientos cerca para las interminables esperas, y tampoco hay paneles informativos a la vista, así que nunca sabes si tendrás que disfrutar durante mucho o poco tiempo de todos los lujos antes descritos. Y, finalmente, para estar acorde con todas estas comodidades, el domingo 13 de octubre de 2024, todos los aseos estaban cerrados por avería. ¿Se puede pedir más? Yo puse una reclamación, solamente por los baños averiados, ya sé que muy breve e incompleta, pero es que tenía que ir corriendo a buscar un bar, tomar un café para poder usar sus servicios y volver de nuevo a la cola. ¿Ninguna autoridad competente, responsable o encargado vinculado a esta infraestructura, decrépita e insegura, se sonroja o se siente abochornado? Solamente me queda romper una lanza a favor de los sufridos conductores y conductoras, a los que yo les daría el premio "Princesa de Asturias" a la paciencia y a la pericia en maniobra en zona estrecha y llena de gente.
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