Que la ministra Robles nos devuelva la medalla
Parece que ahora hay que conceder preces a quien cumple con sus ordinarias obligaciones políticas, retribuidas además con soldadas multimillonarias y prevendas varias. Resulta que el alcalde Canteli decidió, ni corto ni perezoso, premiar a Margarita Robles, ministra de Defensa (que cobra del erario 80.000 euros), por desatascar el embrollo de La Vega y que Oviedo, es decir, el legítimo depositario del espacio físico en cuestión, pueda obrar y gestionar en consecuencia parte de las once hectáreas que le corresponden.
No sé de nadie a quien se le premie por cumplir con sus obligaciones profesionales ordinarias, por las que cobra la soldada correspondiente a su trabajo. Cada día en el Ayuntamiento de Oviedo o en la Administración autonómica, miles de trabajadores cumplen con sus tareas profesionales, para las que se han formado y a las que han accedido por concurso público, oposición, etcétera. ¿Acaso hay que condecorarlos por barrer las calles, por sus gestiones administrativas, o por apagar incendios? ¿A qué viene este peloteo a una ministra por cumplir con sus elementales tareas políticas (asumidas voluntariamente), y que están en su orden del día?
El caso es que Margarita Robles Fernández está al frente de más de 150.000 efectivos militares, sin que los ciudadanos sepamos muy bien para qué sirven. ¿Se prepara el Ejército español para recuperar Gibraltar? ¿Para recuperar el orden y el mando en el Mediterráneo, en el que traficantes de droga y de seres humanos campan a sus anchas, y para que encima de ello nuestros países vecinos sigan chantajeándonos y extorsionándonos más cada año?¿Acaso el ejército español se prepara para intervenir en la Guerra de Ucrania o en la de Israel-Palestina?
La ministra Robles está certificando su falta de humanidad, su incompetencia y bajura política, despreciando a más de 400.000 españoles que lo han perdido todo, y que desde el minuto uno deberían haber sido socorridos por todos los miles de militares que fueran necesarios para minimizar esta hecatombe, en vez de dejarlos a la suerte de la avalancha de iniciativas ciudadanas y de los medios de comunicación, que son los que, verdaderamente, están aliviando la tragedia. A Margarita Robles, la historia, y ojalá la Justicia penal, no la absolverá.
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