Sufrir por los que sufren
La vergüenza e integridad de un ciudadano común me obliga a escribir este artículo, aunque la decencia humana me obliga a advertirle que no lo lea porque, créame, usted tiene cosas mejores que hacer.
Estoy tan indignado y horrorizado por lo que me veo obligado a aprender sobre la absurda realidad criminal de asesinos de "guante blanco" que perdí todo miedo. Mi experiencia es la norma, no la excepción.
Pasada la dana, los fantasmas caminan por las calles, las hojas muertas caen, los muertos están por todas partes, girando entre el barro y el agua, a la deriva. Estamos rodeados por ellos, somos ellos, con las botas de nuestros políticos apoyadas en nuestras caras. Hasta que...
Tal vez, si realmente había una crisis climática anunciada y mucha gente se iba a ver afectada por la dana y sus consecuencias, la primera prioridad política debería haber sido movilizar tantos recursos como fuera posible para prevenir y ayudar a los ciudadanos, mejorar el acceso a las localidades afectadas, ofrecer tranquilidad psicológica y eliminar fuentes adicionales de estrés, en lugar de infravalorar las alertas y embarcarse en campañas marketinianas para desviar responsabilidades, ignorando las prioridades de ciudadanos sufrientes por sí mismos o por vecinos y familiares ya fallecidos
Recuerdo haber leído en alguna parte que un sabio hosco dijo una vez que "la vida es lo que hacemos mientras esperamos la muerte", y la excepción confirma la regla porque los fallecidos tenían la vida y no esperaban la muerte hace diez días.
Ahora todo es una farsa, un espectáculo teatral espectral; basta con mirar las noticias para ver que todo se repite, con los mismos protagonistas, y que la gente nunca parece espabilar.
Por acción (los que toman soluciones), o por omisión (los que votamos), habremos contribuido a un rastro dantesco de destrucción, muerte, baños sucios, enjambres de moscas por todas partes, el olor a comida cocinándose en el aire mezclado con olores a basura en descomposición y bocanadas de cloacas abiertas.
Ahora ya es tarde para solucionar lo que ya no tiene solución. ¿Importa realmente si son lobos, hienas, buitres o gusanos los que picotean la carne, mientras el "cuerpo" agoniza?
Vano consuelo es pensar que algunos tendrán que soportar el peso de su conciencia en vida, "mientras esperan la muerte".
Descansen en paz los fallecidos.
Saludos cordiales.
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