Problemas de vivienda
Ya tengo cierta edad, y con el paso de los años algunas personas nos ponemos un poco duros de oído, oímos, pero no entendemos bien. Hace unos días oigo en la radio a unas chicas, políticas ellas, lanzar al aire sus peregrinas ideas sobre la vivienda con encendida furia y rabiosa decisión.
Decían que la vivienda era un derecho, no un negocio. La construcción de viviendas es un negocio como otros muchos, en los que algunos aventuran su dinero, tiempo y tranquilidad. Unos ganan dinero, otros simplemente viven y los hay que se arruinan, que no son los menos. Si fuese negocio seguro, los constructores proliferarían como las setas en otoño lluvioso.
Que la vivienda está cara nadie lo duda, al igual que los alquileres, pero también lo está el suelo, la mano de obra, los materiales y los impuestos si los comparamos con tiempos pasados. Luego la calidad y servicios de un piso moderno no admiten parangón, y, aunque sus metros cuadrados sean cortos, el común de los antiguos tampoco eran grandes mansiones, y las familias mucho más numerosas.
Aquellas politiquillas de tres al cuarto proponían medidas a cual más contraproducente y anticonstitucional, impropias de una democracia como la nuestra, a la cual parece que quisieran derribar. Que por ley hay que rebajar los alquileres un 40%, poner en venta o alquiler todos los pisos vacíos, acabar con los pisos turísticos, prohibir la venta a todo aquel que no lo necesite para vivir. Medidas que frenarían la construcción, con unos resultados contrarios a lo que proponen. Yo no creo que el Gobierno ni el Estado tengan que intervenir en todas nuestras decisiones. Bienvenido todo aquel que quiera construir pisos o comprarlos, es una fuente de trabajo e impuestos para las arcas públicas.
En China, en donde hace poco con una férrea dictadura la población pasaba hambre, hoy con el mismo gobierno o régimen y con una economía de mercado libre vive mejor, come y, lo que ya no me gusta tanto, parece que se va a comer el mundo. Lo contrario de Venezuela y Cuba, cambiaron libertad por intervencionismo, sinónimos de bienestar y miseria, respectivamente. Y Zapatero, sin enterarse.
Toda política de mordaza no funciona, y me temo que lo saben, pero buscan un clientelismo que piensan que les dará votos.
Deberíamos construir unas 300.000 viviendas anuales y no se fabrican la mitad. Libertad y seguridad, nada de ocupas ni intervencionismo arbitrario. Vivienda pública, que se promete mucho y no se hace, a pesar de que nos fríen con impuestos, y más que prometen hacerlo.
La solución pasa por dedicar una pequeña parte a vivienda pública y con un moderado interés, cuando hayan pagado el importe del valor del piso, escritura al canto. El Estado solo perdería la inflación habida; y nada de que esta tenga que seguir de por vida en régimen público. No queramos con la vivienda crearnos un clientelismo que a nada bueno conduce. Propiedad, bueno para la vivienda y para sus ocupantes.
Y no pretendamos que el ciudadano de a pie cargue con el problema, no lo crean tonto. Nadie construirá un piso sabiendo que va a perder dinero, ni darlo en alquiler para sabe Dios cuándo recuperar lo invertido más un moderado interés, el coste de la inflación, el peligro de un ocupa o de que un desaprensivo te deje la vivienda hecha unos zorros. Cada cual ha de buscarse la vida y, si necesita una ayuda, ahí están los bancos o el Estado, que en este pícaro mundo cada cual tiene bastante con lo suyo. Hablo de problemas, no de propiedades, que parece que algunos quieren conservar las suyas y repartir las del prójimo, viejo deseo que solo trajo reparto de miseria dondequiera que se implantó.
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