Ciencia molecular y felicidad
Carlos López Otín es un catedrático de Biología Molecular español y aragonés, con gran amor
por Asturias. Desde una perspectiva estrictamente científica de gran rigor, nos adentra en un
mundo de lucha contras las enfermedades modificables por los estilos de vida y la toma de
conciencia de una salud integral más feliz y humana. Humanista universalista, nos explica el
origen de la vida inscrito en la cadena de ADN, con su código molecular de adenina, citosina,
guanina y timina, en la búsqueda de la felicidad mediante la cultura informada de la genética,
el autocuidado, la actitud positiva y responsable, el conocimiento de muchas enfermedades
que surgen de las tristezas del alma o de las melancolías mal resueltas, de la pérdida de
armonía molecular, del acortamiento de los telómeros. Nos ilustra sobre la vejez prematura, causada por ataques continuos a nuestro sistema inmunitario, producto de la contaminación
o polución ambiental, el estrés malo -que precisa del apaciguamiento del ruido mental tóxico-, la falta de ejercicio, la dieta mediterránea como seguro de vida frente a la mala nutrición de azúcares y grasas saturadas, carbohidratos y carnes rojas, el alcohol, el tabaco, el aislamiento hostil y la incapacidad de disfrutar de la poesía, de la belleza del mundo, de la música, el arte, de tener un proyecto vital como el "lagom" sueco, el "hygge" danés, el "ikigai", del "shinrin-yoku", la sociabilidad basada en emociones positivas sencillas y aprendizaje permanente, salidas a la naturaleza, meditar. Como gran introductor al lenguaje genómico, nos habla de genes que predisponen al talento musical y la alegría, a la obesidad, al autismo y a la solidaridad humana.
Nos habla en sus libros de la epigénetica, del metagenoma (el conjunto de genomas que
nos habitan, no solos los humanos, sino también la impresionante colección de virus, parásitos y bacterias que habitan en nuestro interior), del concepto importantísimo y ya de moda de la microbiota o microbioma, segundo cerebro, comunidad bacteriana que se aloja en nuestro intestino, que incide en la óptima absorción intestinal, los estados de ánimo de gran bienestar emocional producidos por la serotonina, la conexión intestino-cerebro, la producción de vitaminas, absorción de minerales y destrucción de toxinas para nuestras células: el concepto de disbiosis.
Estudioso de las bases bioquímicas de las emociones negativas, especialmente del miedo y de los neurotransmisores y hormonas neuromoduladoras, generadoras de bienestar a través del arte de la felicidad, la entropía psíquica o creativo fluir, del cultivo de la emoción, tanto como de la razón, nos habla de la necesidad trascendente de tener un "ikigai" o propósito vital profundo e interno, que mejore nuestras vidas y la vida de los demás, del cultivo de la lectura, la música, el ejercicio, de la reparación celular, del origen y los mecanismos del cáncer, de la creación de nuevos elixires de longevidad y caminar hacia alguna forma de inmortalidad.
Estudioso de la longevidad, la vejez, los genes del alzhéimer, los ambientes optimistas, del "Homo sapiens sentiens", es amable fuente de un glosario científico divulgativo, que ya forma parte del lenguaje cotidiano en español, de toda persona interesada en bienestar, salud, estilos de vida, relación entre felicidad y enfermedad. Un mundo de telomerasas, estrés y pérdida de ritmos circadianos, también de muchísima felicidad y unas investigaciones esperanzadas hacia la mejora de la condición humana universal, gozando de la música de las esferas celestes, Massenet, Haydn y Luz Casal.
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