La empatía en el andén: una sociedad que olvida ceder el asiento
Cuando el tren va lleno, es frecuente ver cómo los asientos reservados para personas con movilidad reducida, personas mayores o mujeres embarazadas están ocupados por individuos aparentemente saludables y sin necesidades especiales. Esta situación no representa un problema siempre que se cedan los asientos a quienes realmente los necesitan. El otro día fui testigo de una situación absolutamente injusta en la Renfe. Una chica pidió sentarse en uno de los asientos reservados porque tenía una discapacidad y se encontró con la negativa de una mujer que, alegando que también estaba cansada después de su jornada de ocho horas, se negó a cederle el sitio. Una falta de valores y solidaridad alarmante, que hizo crujir los cimientos de la empatía de los testigos que presenciamos esta falta de respeto y consideración. Este acto es un triste recordatorio de que la empatía no debería ser opcional en una sociedad que llamamos avanzada.
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