Gaspar a los 83

7 de Noviembre del 2024 - Javier Arjona (Siero)

Si Gaspar García Laviana no hubiera muerto en combate a la dictadura somocista en Nicaragua, este 8-N estaría cumpliendo los 83.

En 1986 en juntanza de muchas y muchos poetas de las Cuencas, se publicaba "El Fusil de la Ternura", para homenajear al cura guerrillero Gaspar, y en su presentación escribía el (actual) profe de Filosofía, poeta y ensayista nacido en Sotrondio Luis Alfonso Iglesias Huelga:

"Nicaragua, lo han repetido hasta la saciedad, es un volcán; un istmo al aire incandescente; el lugar que se convierte en tópico. Nicaragua es la manera más próxima de superar la rabiosa profecía bolivariana ('Nunca seremos dichosos') o de entender de una vez por todas que la causa de América Latina es, sobre todo, una causa de justicia social que responde con la equidad a la pregunta escéptica y sonriente de tantos interrogadores 'primermundistas'".

Por pura casualidad, el 8-N (además del acto de memoria en la senda peatonal que lleva el nombre de Gaspar en la Hueria, y de la actividad cultural en el antiguo pozu Entregu -actual Casa de Cultura, que también presume del nombre de Gaspar-) hay un poderoso encuentro de antiguas "personas internacionales y cooperantes" que en los años 80 y 90 estaban colaborando de diferentes maneras en Nicaragua. Un encuentro que es el segundo y que se realiza en la emblemática parroquia de San Carlos Borromeo en Madrid.

Y luego, claro está, ocurrirá en Samartín, fiesta local, la "entrega" formal en el Ayuntamiento del título de Hijo Predilecto determinado por la unanimidad del Pleno.

En aras de la "Memoria de Gaspar" ya se conformaba hace unos años una asociación específica, bastante unitaria en su composición, que ha notado, en sus diferentes actividades, lo que parece de lo más lógico: no es conocida por la generación más joven la figura de Gaspar, pese a dar nombre a calles, avenidas, sendas y casas de cultura, o haberse publicado numerosos libros, documental de la TPA o cómic de Ruma Barbero.

De ahí la tarea autoimpuesta de ir a los institutos, de persistir en convencer a la Conseyería de Educación, de que la UniOvi trate de aportar investigación y enseñanza sobre un aspecto vital de las sociedades cual es la historia de las solidaridades y los motivos para la fraternidad universal por la que (mírese como se mire) Gaspar ofrendó su vida.

Gaspar, además (conviene recordarlo en cada aniversario), hizo sus aportes literarios (poesía y teatro), que ha reeditado Hoja de Lata en aquel "Cantos de Amor y Guerra", que lleva presentación de Ernesto Cardenal (¿tal vez el mejor poeta latinoamericano? y, a la sazón, ministro de Cultura) y epílogo de Gioconda Belli, también laureada escritora, obligada al exilio por los actuales gobernantes de Nicaragua.

Medio año después de la muerte de Gaspar ocurriría el triunfo de la revolución popular sandinista que acabó con la larguísima dictadura de los Somoza y dio paso a transformaciones de calado en la vida de los nicaragüenses, con una campaña de alfabetización memorable (que coordinaría el jesuita Fernando Cardenal), algunas entregas de tierras a cooperativas de campesinos y el trasvase de una parte de la inmensa riqueza de la familia Somoza al naciente Estado nacional.

La sandinista, que fue considerada una revolución de las "buenas" por la presencia de mucha fuerza cristiana, con tres ministros sacerdotes, por la ausencia de pena de muerte, por el gran apoyo popular interno, y por la no alineación en los bloques de la época, pasó rápidamente a ser atacada por los Estados Unidos, y "desatendida" por Europa con la honrosa excepción de Suecia, gestándose una tremenda guerra de agresión que afectó no solo a las vidas de miles de nicas y a la escasa infraestructura del país, sino al conjunto de las naciones centroamericanas, en especial Honduras y Costa Rica, usadas como portaaviones por las fuerzas mercenarias financiadas por USA.

Frente a ello, el movimiento sandinista logró articular una movilización popular entregando armas a todo el pueblo, y derrotar militarmente a "la contra" en todos y cada uno de los combates, quedando en ridículo Estados Unidos por no poder conseguir ni una sola "cabeza de playa" en la que instaurar un gobierno adverso, y siendo condenado en los tribunales internacionales por el minado y destrucción de los puertos, especialmente el de Corinto.

Sin embargo, la victoria militar sandinista solo se tradujo en una victoria electoral, en 1984, y en una derrota en 1990, cuando todas las fuerzas dispersas de la derecha se juntaron en la UNO y contra todo pronóstico sacaron más votos que los sandinistas, que se retiraron en un gesto sin precedentes en otras experiencias revolucionarias, transcurridos tan pocos años de la insurgencia.

Lo que vino después, en los tres gobiernos posteriores de Chamorro, Alemán y Bolaños, fue el desmantelamiento de todos los logros populares, la venta de las escasas infraestructuras públicas, y la devolución de algunas tierras (allí donde no hubo suficiente resistencia organizada) a los ricachones liberales, y un estado de corrupción visualizado en el aumento de la riqueza personal de Alemán en siete veces tras el huracán Mitch gracias a la apropiación de las ayudas humanitarias venidas de fuera... dando como resultado un aumento espectacular de la pobreza, la imposibilidad de la mayoría de la población a acceder a un mínimo de salud o educación, un crecimiento de la desigualdad hasta extremos intolerables, y el descenso en picado del país para ocupar los últimos puestos en desarrollo humano...

Del 80 al 90 fueron centenares las personas las que desde Asturies viajaron, laboraron, participaron en brigadas en aquella época fértil y creativa de la década sandinista, que iluminó las esperanzas en todo el continente americano, pero que no pudo preservarse, por diferentes circunstancias, de entre las cuales la de mayor peso es sin duda ninguna la feroz arremetida militar y el bloqueo económico del gobierno Reagan, el mayor asesino de nicaragüenses de una historia plagada de intervenciones armadas norteamericanas.

"Un buen día nos llegó a tiempo completo Gaspar, de Asturias, el misionero que araba sobre el mar", dice la canción de Carlos Mejía Godoy.

Con la afirmación de que "la realidad solo la llega a conocer el que trata de cambiarla", se puede explicar la transformación del cura Gaspar García Laviana, y otros muchos sacerdotes, al chocar de frente con la tremenda realidad nicaragüense, de pobreza y de dictadura somocista.

El encuentro este viernes en Madrid de antiguas/os internacionalistas en Nicaragua va a servir para compartir parte de aquellas historias de compromiso "a cuerpo", y por lo de la fecha llevará el nombre de Gaspar García Laviana (el anterior se había denominado Ambrosio Mogorrón, que fue un enfermero español asesinado por la "contra").

Habrá también "un pronunciamiento", que, por lo que se está compartiendo y debatiendo previamente en borrador, denuncia al actual Gobierno nicaragüense, por el cierre de más de 5.000 organizaciones, la expropiación de universidades, como la UCA de los Jesuitas, el asesinato de más de 350 jóvenes en las revueltas de 2018, la muerte en detención del propio hermano de Daniel, Humberto Ortega, y la expulsión de miles de personas, centenares de las cuales han sido despojadas de su nacionalidad, sus pensiones, sus bienes.

"¿Y qué harías, Gaspar, si volvieras?", rememora por siempre el verso del obispo Casaldáliga.

Si volviera, no hay duda ninguna de que estaría luchando de nuevo contra las injusticias en Nicaragua y el mundo.

Gaspar vive y su LUCHA seguirá.

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