¿Están seguros de que es progreso? Antes era feliz la gente, ahora no
Anteriormente a este momento actual la gente convivía, la familia era larga, la vecindad conocida e implicada, era feliz la gente: disfrutaba, bebía, fumaba, bailaba, comía, se llenaban las discotecas, bailes, bares, restaurantes, tiendas, librerías, cines... Ahora todo es prohibido, cohibido, dañino, molesto, ácido, insultante... Un chiste y un piropo son delito, corromperse, despilfarrar y no cumplir la palabra dada son indulto, amnistía, poder e impunidad. Abandonar un perrito es delito; abandonar a la abuela, ni pena. Esa es la vara de medir actual.
La gente se ve triste, victimista y muy egoísta. Ya no puedes llamar negro a quien lo es; eso sí, tienes que llamar María a un tipo con barba y unos huevos colgando como balones porque dice sentirse mujer. De verdad, nos estamos agilipollando sin vuelta atrás. Por decir esto, me llamarán lo que no soy, pero toda mi vida me llevé por decir lo que siento, sin pretender dañar a nadie jamás.
Actualmente los jóvenes no tienen asumida su caducidad, se creen que pueden ser jóvenes por siempre o vivir eternamente. La vida es muy corta para todos, cargada de riesgos, sin ellos, todo sería muy aburrido. Por eso esos puntos violetas me dañan la mente, cómo es posible que se mande a la posible víctima esconderse en vez de perseguir al violento, quien debe temer es el malo, el delincuente y violento, no los buenos (no le extrañe nada a nadie, aquí tenemos un Gobierno que da impunidad a delincuentes y señala a jueces, medios y críticos). Me decía un amigo que llevaba bebiendo y fumando toda la vida (cuidado, no es un canto al beber y fumar, yo no lo hago) pero su mujer, que nunca bebió ni fumó, llevaba años peleando con una enfermedad terrible que la invalidaba. Por eso, cuidado con pensarse inmortal, puede que, además de ser aburrido, aburras a quien esté a tu lado. ¿Recuerdan aquella discotecas repletas de gente fumando? Estaba todo el ambiente cargado de humos y olores, el alcohol de los cubas salía por las aceras, pasabas delante de una sidrería y el olor a sidra salía por las ventanas, la gente convivía y disfrutaba. Es cierto, los accidentes en carretera eran trágicos, moría mucha gente por el alcohol al volante. Era la parte a la que no supimos ponerle límite, que el conductor no bebiera.
Antes, todos conocían al director y a los trabajadores del banco o caja de ahorros, aquellos que gestionaban tu dinero; ahora no, conoces solo al cajero automático. Antes, para hacer un gasto extra, ibas a ese banco y te daban un préstamo inmediato, fuera comprar coche, un electrodoméstico o comprarte un piso; ahora debes tener ingresos o ahorrado la cantidad que no cause riesgo a esa entidad prestamista. Ahora, quien pide hipoteca y préstamo es quien podría pagarlo todo al contado. Curioso, ¿verdad?
Antes, querías un traje o un vestido, ibas al sastre y a la modista, te lo hacía a medida y a tu gusto; ahora pierdes una mañana o una tarde buscando ropa a medida y gusto, eso sí, eres de constitución estándar, si te sale la barriga, eres cortito de piernas, o algo encorvado, ya ni te cuento. Las tallas están hechas para gente joven y con tipo proporcionado.
Antes, se te estropeaba el coche, la lavadora, el televisor, la nevera o el calentador, sabías de profesionales cerca y prestos a resolverte la papeleta casi de inmediato; ahora se estropea el frigorífico, vale más comprarte otro, entre tarifa de salida, vuelta por repuestos y espera a que lleguen, gasto y días sin comida conservada. Ahora no sabes ni a quién llamar, sea electricista, albañil, fontanero o escayolista.
Qué decir del médico o ponerte una inyección, era coser y cantar, el mismo día te atendían; ahora, días, semanas, meses y años según qué especialidad de listas de espera. A pesar de que el alcohol y el tabaco enfermaban a la gente, no había las listas de espera que hay; ahora, en la Sanidad Pública, a pesar de no beber y fumar como antes, hay cosas que no cuadran. ¿De verdad esto es progreso?
No teníamos teléfonos móviles ni fijos en casa, pero las pocas operadoras de la única telefónica eran eficientes desde cualquier cabina. Ahora, cientos de operadoras para múltiples empresas y te cuesta entenderte con ellas sin perder tiempo y paciencia, con el marque uno, dos, tres... Que cuando llega al cuatro, te preguntas si somos gilipollas todos. ¿Es progreso esto?
La gente tenía empleo, hablo después de la Transición, todo aquel que trabajaba tenía un salario para vivir él y su familia; ahora trabajan la mujer, el marido y hasta los hijos, y no salen de pobres. No sé cómo nos arreglábamos, los intereses por la hipotecas o préstamos para comprar piso, coche, electrodomésticos... eran elevados, pero se podía hacer frente; ahora son intereses bajos, pero, o no te lo dan si no cumples los requisitos, o no puedes hacer frente con los salarios familiares. Es la primera vez desde la Transición que tener un trabajo no te asegura salir de pobre, no llegan dos salarios para el gasto de alquiler de piso, hipotecas de vivienda, comprar coche, echarle gasolina, pagar averías, la luz, agua y demás impuestos, la cesta de la compra, las matrículas universitarias, libros, ropa y calzado para niños y mayores... Es un sinvivir para muchas familias, pues, además, tienen que oír a este impresentable de presidente (Pedro Sánchez) decir que España va como una moto; va para él, por eso se aferra al poder indecentemente. España crece a base de empobrecer a sus ciudadanos con una inflación acumulativa, que con el impuesto del IVA hace crecer el PIB nacional pero disminuye el familiar.
¿De verdad es progreso?
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