Equilibristas de circo: la conciliación familiar inexistente
A diario, miles de mujeres despiertan caminando entre una cuerda con una pértiga en la mano, como si de equilibristas se tratara. No solo para cumplir con su trabajo remunerado, sino también para atender una espiral de responsabilidades familiares infinitas. Mientras intentan equilibrar una carrera profesional con el cuidado de sus hijos, el cuidado de sus mayores y las tareas del hogar, cada vez se parecen más a los protagonistas de "The Walking Dead".
Hablamos de igualdad en el trabajo, pero, en realidad, las estadísticas nos cuentan una realidad bien distante: el 70% de las tareas domésticas sigue recayendo en las mujeres y el 91% de las excedencias son de mujeres. Sin embargo, lo que estas cifras no pueden reflejar es el cansancio acumulado, la culpa por no llegar a todo, la frustración de tener que elegir entre crecer profesionalmente o estar presente en casa.
He visto cómo mujeres brillantes reducen su jornada laboral, renuncian a ascensos o incluso abandonan sus carreras porque no encuentran otra salida. Si priorizamos nuestro trabajo, somos "malas madres".
La corresponsabilidad implica educar a nuestros hijos en igualdad, que los hombres también asuman su parte en casa, y que las empresas y gobiernos implementen horarios flexibles y reales de conciliación y no de equilibrismo.
Porque las mujeres no deben tener que elegir entre sus sueños y su familia y sí poder seguir siendo mujeres cruzando el umbral de la maternidad.
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