Europa menguante
En Europa iremos a los extremismos a costa de querer formar una sociedad que pasa de perfil por el desarrollo industrial y solo se concentra en formar un continente gestor, cómodo para los funcionarios y desprendido de masa salarial trabajadora, que además, en pos de un supuesto bienestar, se ve invadida por cada vez más impuestos.
La "ceguera" institucional está desoyendo el grito de la desindustrialización y los ciudadanos se van inclinando hacia posturas más pragmáticas que ofrecen industrialización, y seguridad, aun a costa del recorte de "libertades".
No hay respuestas ante la victoria de políticos que proclaman la protección de los ciudadanos contra la injerencia externa, del tipo que sea. La colaboración, el intercambio de bienes, salta por los aires frente a la autarquía creciente, la reivindicación de la propia identidad nacional.
Europa se queda sin industria y sin masa salarial, con la utópica idea de crear un espacio "limpio".
Como no se reindustrialice el espacio europeo, acabaremos como meros títeres del resto del mundo, donde solo los acomodados gestores de fondos de inversión tendrán su sofá mullido para "exprimir" al resto.
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