Punto de restauración
Hace un tiempo, ahora ya no se lleva, cuando a los ordenadores se les iba a hacer una actualización o una nueva instalación de software, previamente se les establecía lo que se llamaba "un punto de restauración", que no era otra cosa que un backup de programas y contenidos instalados en dicho ordenador para, en el caso de que la actualización o la instalación provocase un grave problema en el equipo, este pudiera restaurarse al momento anterior.
Todo esto viene a cuento de la tortuosa senda política y social por la que estamos avanzando. Esta pasada semana una conocida figura, la del corrupto enchironado, que hoy se apellida Aldama, pero antes se apellidó Bárcenas o Amedo, para tratar de mejorar su borrascoso panorama penal, se aviene a "cantar" lo que sabe del resto de integrantes de la trama en la que cometió sus fechorías.
Si tan siquiera el 10 por ciento de lo que contó es cierto, sería motivo suficiente para que el Gobierno de la nación cayese, o bien "motu proprio", o bien a través de una moción de censura de toda la oposición que, aunque hasta ese momento lo hubiera apoyado, a la vista de las circunstancias, decidiesen sacarlos del Gobierno.
Pero eso no va a suceder. Dará igual lo que "cante" Aldama, o lo que "canten" Ábalos o el tal Koldo, cuando vean que la única manera de aclarar su panorama penal sea a través de la colaboración, es decir, a través de la delación.
Y no va a suceder porque en los partidos extragobierno que han venido apoyando a la minoría gobernante la decencia y la moralidad han pasado a un lugar secundario, han quedado ensombrecidas por lo que de verdad les importa: el interés espurio y la facilidad con la que, mediante el chantaje, obtienen todo tipo de prebendas del Gobierno de España. Desde impunidades judiciales a través de indultos o amnistías a excarcelaciones exprés de asesinos terribles, pasando por financiaciones ventajosas para sus territorios en detrimento de otros. Están en la gloria. A esa ciénaga moral han llegado.
Y es aquí donde el Partido Popular debería establecer su "punto de restauración". Me explico: esta legislatura solo acabará de dos maneras, la primera es que, a la vista de las pruebas que muy probablemente vayan apareciendo, más miembros relevantes del Gobierno, incluyendo la cabeza, resulten imputados por el Tribunal Supremo. La segunda, que pase el tiempo, se complete la legislatura y una inmensa mayoría de gente decente que, pese a todo, es lo que más hay en este país, desaloje a este Gobierno. No esperen otra alternativa porque no la hay.
Pues bien, el Partido Popular debería advertir a todos aquellos que han conseguido financiaciones que no merecen o nuevas competencias obtenidas por medio de la extorsión a un gobierno que está en sus manos, que todas ellas serán revertidas. Desgraciadamente, indultos o amnistías no podrán ser revertidas, pero competencias carcelarias, acercamientos de asesinos, traspasos de gestión de organismos diversos, etcétera, eso sí que puede ser revertido. Es sumamente importante que todos ellos comprendan que obtener beneficios para un determinado fin logrados a base de cerrar los ojos ante cualquier acto espurio, y ha habido muchos, no puede acabar bien.
Lo que está sucediendo en esta legislatura no puede volver a ocurrir, pues está en riesgo el propio sistema democrático y, por ende, la convivencia pacífica entre españoles... Una vez más.
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