La otra crisis
A perro flaco todas son pulgas, me explico; inmersos en una crisis económica de órdago, se nos viene encima el encarecimiento de los cereales, llevándose el primer premio de la inflación, ¿y, por qué?, que no cuenten milongas; que si los países emergentes, la fabricación de biocombustibles, yaaa, diría; el reparto de cuotas, iluminados que solo ven intereses a corto plazo, especialización de los países en ciertos ámbitos, en la mayoría de los casos tratados mercantiles, según el peso e interés político de los países con mayor hegemonía en la globalización. Los países con menos peso, le quedan las migajas del reparto, quedando a expensas de los avatares de las grandes potencias. ¿Dónde está el libre comercio?, especializándose los países en ciertos sectores, de esta manera aprovechar la supremacía para intervenir los mercados. España en el reparto le toco el turismo, imponiéndole ajustes; en la pesca, la minería, los astilleros, agricultura etc., sectores productivos para vigorizar la economía de cualquier país. Esas firmas prematuras y solo pensando en réditos políticos, no en intereses ciudadanos, ahora nos asfixian sin tener capacidad de movimiento. Los planes de empleo A,B,C,D.,que le vengan a la cabeza a nuestro gobernante, será pan para hoy hambre para mañana, novedoso el ofrecimiento de empleo, realizado por el gobierno germano para titulados de nuestro país, inversión humana realizada aquí y aprovechado el talento por otros, claro está; que estos licenciados buscaran el desarrollo profesional donde se les ofrezca trabajo acorde con sus estudios.
Sectores como el ganadero, donde el consumo interno de leche de nueve millones de toneladas, solo podemos producir seis, los otros tres son importaciones, en detrimento de nuestro sector. Se le achaca a las industrias el empobrecimiento del sector, envuelta en una guerra con las marcas blancas, diría mejor; el combustible, los forrajes, el iva, los prestamos a cuotas lácteas, ahora sin valor, etc. De conversación con socios de Clas, paisanos de Navia, -afortunados por otra parte de pertenecer a Clas-, haciendo hincapié; ¿cómo se puede poner leche en el mercado a menos de cincuenta céntimos?, cuando le sale al ganadero a mayor precio, -coincidimos en una sonrisa maliciosa-, pero está claro; con chocolate no se distingue el sabor, poco importa la calidad alimentaria. Lo decía el sabio Descartes;no hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
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