Sobre el futuro del sector de la manzana de sidra
Es un hecho más que conocido que cuanto menos productivo sea un cultivo, tanto mayor debe de ser el tamaño de la explotación para que esta sea rentable. También lo es que cuando menos valor tenga en el mercado dicho cultivo, mayor deberá ser el tamaño de la explotación para que dé beneficios. La suma de ambas realidades hace que el tamaño mínimo de una pomarada de sidra tenga que ser muy grande para que sea rentable. ¿Cómo de grande? No hay una respuesta fácil a esta pregunta porque depende de demasiados factores, pero es evidente que muy grandes. Asturias es minifundista, y no hay que darle más vueltas para explicar la crisis del sector cosechero de nuestra manzana de sidra.
De un tiempo a esta parte, el mensaje machacón que nos llega por parte de la Administración, del Serida, de la Universidad, de las asociaciones de amigos de la manzana... y la DOP es que hay que hacer plantaciones extensivas tradicionales, de grandes árboles tal como se vino haciendo desde siempre. Es decir, el tipo de plantaciones que siempre hubo en todo el mundo hasta el siglo pasado y que ya solo quedan en Asturias. Haciendo de la necesidad virtud, de nuestra incapacidad para modernizarnos pretenden sacar un hecho diferencial. Hecho que, además, según nos dicen, contribuyó para conseguir el reconocimiento por parte de la Unesco de nuestra sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El reconocimiento, puntualizan, no es a la sidra en sí misma, sino a todo el proceso que va desde el árbol al consumidor. Personalmente creo que lo único diferencial que tiene nuestra sidra es el escanciado.
En su periódico del 7 de diciembre, página 18, el vicepresidente de la DOP, cosechero de profesión, hace la siguiente declaración: “Las macroexplotaciones están presionando para que se autorice el intensivo, algo que está al alcance de muy pocos”. En la página 16 del día 8 dice que la calidad de la manzana en intensivo es peor que la del cultivo tradicional. Ambas afirmaciones son gratuitas y no están justificadas. Son las parcelas pequeñas las idóneas para el intensivo, incluso en secano, si el terreno es medianamente bueno. Sus producciones doblan a las de las pomaradas tradicionales, son más fáciles de llevar y requieren menos horas de trabajo. Contra lo que dicen desde la DOP, su fruta es de igual o mejor calidad que la del extensivo y con ellas es más fácil combatir la vecería. Son también muy adecuadas como complemento económico en cualquier explotación agrícola, que es lo que siempre fue la pomarada de sidra en el agro asturiano. Son, de hecho, la única solución que podría tener el sector, si es que aún la hay.
El sector transformador se ha modernizado, el del campo necesita hacerlo también. Si no lo hacemos, estamos condenados a la extinción, y todo el sector de la sidra estará montado sobre una gran mentira, pues no venderán sidra de Asturias. El futuro está en manos de los altos cargos administrativos responsables de nuestra política agraria y si toman la decisión equivocada, la Unesco no nos salvará de la debacle.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo