Querida Paqui
Te acabas de ir, has emprendido un largo viaje, aunque para nosotros sigues por aquí, a nuestro lado, en nuestras vidas. Continúas en nuestro pensamiento, en nuestra conversación, en nuestra cotidianeidad. Tu esposo, tus hijos, tus hermanos, tus sobrinos, tus cuñados, tus amigos, nunca te olvidarán, has formado parte de sus vidas y continuarás muy presente en ellas. Tu huella será imborrable y perdurable.
Eres, querida Paqui, la cuñada de este humilde contador con la que mayor trato he tenido. Hace más de medio siglo me casé con la tu hermana melliza, la repetida (como cariñosamente os tratábamos), y desde entonces la relación entre los dos matrimonios, y también entre nuestros hijos, ha sido densa, extensa y provechosa. No se trataba únicamente de un vínculo familiar.
Han pasado más de veinte años desde que nos diste un buen susto, temimos por tu vida, pero no, superaste la dura prueba con sobresaliente. Demostraste fuerza y entereza y, sobre todo, ganas de vivir.
Desde hace algunos años para acá, en mi casa suena el teléfono a las diez de la mañana, un día llamabas tú y al siguiente la repetida. Fue una bonita y cariñosa costumbre y estoy seguro de que mi mujer la echará mucho de menos durante largo tiempo.
Acudiste, fue quizás tu último evento, querida Paqui, a la celebración del cincuenta aniversario de nuestro casamiento. Realizaste un gran esfuerzo, tu salud ya no era la adecuada, nos dimos cuenta de tu inmenso detalle para con nosotros y la familia presente, y lo recordaremos siempre con todo el cariño y la máxima gratitud.
Nos consta, querida Paqui, que has padecido mucho en los últimos días, si bien nunca mostraste el menor gesto de sufrimiento, siempre mantuviste tu semblante habitual y hasta nos sonreías en ocasiones. Nos has dado lecciones de tolerancia, de paciencia, de sensibilidad, de generosidad, y has demostrado un intenso amor por todos los tuyos.
Que esta misiva, querida Paqui, lanzada con infinita ternura hacia el cielo, en el que sin duda te hallas, sirva de eterno agradecimiento por tu grandiosidad.
¡Hasta la vista, querida Paqui: esposa, madre, hermana, tía, cuñada y amiga!
David Prado F. Villarmarzo
Gijón
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