La radio, ¿un espacio de pornografía auditiva para los niños?
Como cada mañana, me subo al coche, me pongo el cinturón y enciendo la radio. Concretamente sintonizo cadenas de música.
Está sonando una canción de reggaetón, al terminar el locutor habla e indica que reproducirá audios de oyentes pidiendo canciones. Me parece una buena idea para que conecte con su público.
¿Pero, cuál es mi sorpresa respecto a su público? El audio que reproduce es de Daniela, de 5 añitos. Quien tímidamente le dice al locutor que quiere que ponga la canción “Duro” y que sus padres le ponen esta cadena cada día para ir al colegio.
El locutor lo considera apropiado y reproduce la canción:
“Sin hacer ruido en el taxi llegamos a su casa y como estaban sus papis nos metimos en la Ford a darle duro”, “Yo me arrodillo, a ese toto le saco brillo”, “Ustedes no follan desde que se lo di yo” son algunas de las joyas que escucho durante la canción.
Automáticamente me quedo en shock, no puedo creer que el locutor haya accedido a poner esa canción a una niña de 5 años, pero lo que más me perturba es que detrás de ese audio hay unos padres que graban a su hija pidiendo esa canción, lo envían al programa y permiten que su hija escuche ese tipo de contenido no una vez, sino diariamente.
Y mi pregunta es: ¿si hacemos tanta lucha para frenar la pronta visualización de pornografía en nuestros niños, porque no hacemos lo mismo para frenar la pornografía auditiva?
Me quedo anonadada al comprobar que mínimo una vez al día la cadena reproduce audios de niños con solicitudes de canciones agresivas, sexuales y sobre todo denigrantes hacia las mujeres, convirtiéndolas en objeto sexual, reduciéndolas a un simple físico y haciendo referencias a actitudes tóxicas.
Lo preocupante es que esto no sucede en una sola cadena, sino que es algo recurrente y completamente normalizado para los padres, los locutores y los oyentes.
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