La vergüenza del teatro Campoamor
Al señor alcalde de Oviedo:
He visto la ópera de «Tristán e Isolda» y creo que tanto los cantantes como la orquesta han estado fantásticos, fueron cuatro horas increíbles.
En cuanto al teatro Campoamor, me he llevado una gran decepción, hacía tiempo que no acudía y creía que cuando lo habían arreglado, a las butacas delanteras de anfiteatro les habían dejado espacio suficiente para que una persona adulta se pudiera sentar; craso error, se imaginan ustedes cuatro horas sentados en unas butacas tan cercanas a la barandilla que tus rodillas estaban literalmente empotradas en ellas y para que no faltara de nada, también había unos focos sujetos a dicha barandilla, total que oír sí la hemos oído, pero lo que se dice ver, no hemos visto casi nada, puesto que las personas que estábamos en esa zona terminamos sentados en las butacas cerradas, si queríamos ver el espectáculo y la consiguiente tortícolis.
Señores, yo entiendo que la ópera es un espectáculo caro, y que quieran ustedes hacer caja, pero no todas las personas tenemos un poder adquisitivo tal que podamos ir al patio, y si queremos disfrutar de la ópera, tenemos que sacar una entrada un poquito más asequible para nuestro bolsillo; tengan un poco de vergüenza y no vendan unas entradas en una zona donde no puede verse el escenario a menos que estés continuamente de pie, uno porque no se ve y otro porque una persona de una estatura de 1,60 tiene verdaderos problemas para sentarse en la butaca.
No entiendo que no haya quejas sobre el tema, o yo al menos nunca las he oído. Desde aquí quiero hacer mi protesta públicamente sobre el tema, y si no lo creen, pasen 15 minutos en las butacas delanteras de anfiteatro nºs. 56 y 58, a ver qué les parece y cómo ven ustedes el escenario.
Creo que a partir de ahora seguiré acudiendo a la Temporada de Ópera 2010-2011 en el Yelmo Cines.
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