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El miedo ante la muerte

17 de Diciembre del 2024 - J. Enrique Alonso López (Oviedo)

Como médico y licenciado en Criminología, escribo este artículo intentando evitar el miedo que tenemos a la muerte.

Le debo a mis padres el haberme indicado los valores principales que siempre debía seguir: que son la ética como conciencia; la humanidad, sobre todo con los enfermos y las personas, y el compañerismo que tanto he ido aprendiendo a lo largo de mi vida. Valores que siempre he procurado seguir.

Para exponer este artículo me voy a referir solo a la ética, en ella se encuentra nuestra conciencia, valorando lo que es bueno y lo que es malo, conciencia que nos proporciona conocimiento de nuestros actos, y así sabemos si nuestras decisiones son o no son éticas en nuestro comportamiento, pues nuestra capacidad para pensar, razonar y decidir es lo que nos define como seres humanos.

Creo que todos tenemos más o menos miedo a la muerte, algo desconocido. Cuando nos comunican una enfermedad que puede poner en peligro la vida, sentimos sorpresa, solemos sentir una sensación de negación y quizás no aceptamos lo que nos ocurre, y podemos considerar una injusticia ese destino, intentando no estar de acuerdo con lo inevitable, pudiéndose producir en alguna ocasión un estado depresivo que pudiera llevar incluso al suicidio al ver que no existe solución para su enfermedad. En algunos otros casos los enfermos procuran luchar como hacían los antiguos gladiadores por sobrevivir lo mejor posible el mayor tiempo posible.

La muerte se diagnostica principalmente por parada cardiorrespiratoria y ausencia de reflejos. Siendo la mayoría de las muertes por enfermedad debido a problemas vasculares, cardiacos, cerebrales y oncológicos, además de las muertes que se producen por accidente.

No obstante, ha habido alguna persona que después de estar clínicamente muerta y tras ese lapsus sin vida, vuelve a ella. Alguno ha contado que después de sentirse en una dimensión diferente tras haber visto una luz intensa se siente paz y tranquilidad habiendo posteriormente vuelto a la vida. Esto es lo que los profesionales que han tenido uno de estos casos manifiestan.

Mi consejo es, por tanto, el no tener miedo a la muerte que tanto nos angustia, ya que con ella dejamos todo, nuestro ego, la familia, los amigos y lo material. Por tanto, debemos disfrutar de la vida aceptando el morir con serenidad.

Tenemos que procurar en lo posible ser felices a lo largo de nuestra vida, no dependiendo del éxito, fama, riqueza, poder, ni tampoco depender de la opinión de los demás, ya que nuestro ego nos puede llevar a celos, odio y hasta agresividad, pudiendo inclusive ocasionar violencia.

Debemos evitar que la sociedad se beneficie de que vivamos atemorizados ante la muerte, ya que esta es parte de nuestra existencia, viviendo más intensamente en el momento presente, con pérdida del miedo a morir por causas inevitables y pasar a otra vida más allá, que es lo que pretendo con este artículo.

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