La Tierra, un único país
Ponte en esa tesitura. Y el mes que viene, elecciones.
Eres un ciudadano común. Por ejemplo, un jubileta del montón. Has conseguido un sitio preferencial para seguir las obras del Spotify Camp Nou. Un día espléndido de agosto. Cómodamente apoyado, para que los riñones no te fuñan y. miras el reloj, las diez y media. Hasta las dos que la mujer no te deja llegar a casa, para comer, anda que no tienes tiempo para pensar.
Coño, que el mes que viene tengo que ir a votar y elegir entre dos candidatos. Dios, que para poder presentarse a las elecciones, ha tenido que encarnarse y ponerse nombre y apellidos, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, y Robert Kennedy, el carajo que soltó aquello de “no pienses lo que tu país puede hacer por ti, piensa lo que tú puedes hacer por tu país”.
Lo que yo puedo hacer por mi país, mientras tú cenas con la Marilyn en traje de ducha. ¡No me jose!
Por otro lado, tengo a Dios. O sea, Pedrín para nosotros. Un Pedrín ¡que lo puede todo! Y “Nada sucede sin el permiso de Dios”. Como refleja la frase «no se mueve una hoja de un árbol sin la voluntad de Dios», que refleja los principios fundamentales de la fe cristiana.
Bueno, oye, que OK, si ni una hoja se mueve sin su permiso, pues, bueno, todos esos exterminios de pueblos africanos enteros, a machetazos, y lo que sea, con ensañamiento... Todos esos ucranianos y rusos... matándose a millares... pasando frío, sed, hambre... Oye, Él sabrá por qué es esa su voluntad. Pero el que está facultado para darme el aumento que quiera en la pensión es Él. No puedo dudar a la hora de votar. ¡Por Él! Y nada de voto secreto ni gaitas, ¡a gritos lo voy a proclamar! Para que se entere que soy de los suyos. Que sigo su primer mandamiento amándolo sobre todas las cosas. Y de los suyos tiene que cuidar si quiere seguir ahí.
Toda esta reflexión, en catalán, puesto que se trata de un pensionista catalán. Yo la he puesto en cristiano porque, entre las cosas que ignoro, está lo que esa gente habla.
El caso es que la gente es como es. Y, siendo así, tararí que te vi.
Quién se va poner a pensar, y menos a entender, que, si buscáramos el bien común, lograríamos nuestro propio bien, puesto que formamos parte de ese todo que decimos, común.
Por lo visto, demasié para la común testé.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo