Argumentando sobre el lobo
Si quieren saber la verdad sobre aquello de cuantos más lobos mejor, es preferible preguntar a pastores y campesinos, puesto que ellos lo saben muy bien y les dirán la verdad. Sobre este asunto, mi deseo es dirigirme a un personaje de estos que ostenta cargos de máxima representación en organizaciones ecologistas de ámbito internacional que ha tenido a bien escribir en el diario LA NUEVA ESPAÑA sus impresiones a propósito de cómo considera la realidad en la naturaleza de este cánido, a fin de saber si le duelen los perjuicios a los damnificados cuando este animal salvaje producen ataques a sus recursos ganaderos, dejando víctimas.
La coexistencia de lobos con el mundo rural es algo que se tiene que concretar en debates de puro raciocinio; no es posible que la acción de prevalecer la concedan siempre por encima al formidable depredador, lo cual es severamente injusto, puesto que condiciona y relega al sector primario, que se queda sin opciones.
Hay que partir de la realidad. Las ganaderías extensivas y domésticas no han sido creadas por sus propietarios, con la finalidad de que sean pasto de alimento para el lobo. De ninguna de las maneras. Es como si fuese un exigencia impuesta a modo de peaje a la que sin derecho a reclamación alguna, tienen que asumir en silencio y subordinarse. De otra manera, a este depredador también se le identifica como gran beneficiario de las especies de caza mayor de la que es un gran consumidor, de cuyos daños soportan estoicamente las organizaciones cinegéticas perjudicadas.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo