Franco, un gobernante estrictamente personalista (o eso dicen)
Leo en LA NUEVA ESPAÑA del 20 de diciembre (transcurrido, por tanto, un mes desde el 20 de noviembre) una tribuna de D. Fidel García con ocasión del fallecimiento del historiador gijonés Luis Suárez. Casi al final del artículo, leo con sorpresa que una de las aportaciones del erudito finado a la historiografía contemporánea fue un libro, “Franco, crónica de un tiempo”, en el que nuestro paisano afirmaba contundentemente que el señor que gobernó España tras sublevar al ejército contra un régimen democrático y que no abandonó el poder prácticamente hasta su fallecimiento 39 años después, no fue un dictador, sino un “gobernante estrictamente personalista”.
A priori, esta definición me parece una especie de eufemismo para enmascarar una realidad sobradamente conocida y sufrida por casi todos. Al igual que a los niños se les decía que los bebés venían de París, para no tener que explicar que los padres se habían afanado algún tiempo en las (entonces) vergonzantes acciones de la procreación, o que en nuestros días se llama "creadores de contenido" a quienes viven de difundir pornografía propia en las redes sociales, ahora proliferan las cabezas pensantes que nos quieren “meter a calzador” una visión bondadosa y tierna del régimen franquista.
Como no me gusta sacar conclusiones precipitadas, ni tampoco quería dejarme llevar por el bagaje sentimental de tener familiares a los que el cariñoso general regaló unas vacaciones con todos los gastos pagados en el campo de concentración de la Vidriera (Avilés), así como en el de Isla Saltés (Huelva) y en las obras de construcción del aeródromo de Málaga, acudí al Diccionario de la Real Academia para buscar la definición de “personalismo”, el sustantivo del que viene la “personalista” gobernanza de D. Francisco.
Según la RAE, la primera acepción es “conducta caracterizada por el afán de destacar sobre los demás y de ejercer sobre ellos un cierto liderazgo”. Podemos tomarla por buena, ya que a Franco le gustaba mandar por vocación y no hubo manera de que soltara el mando hasta que no nos abandonó, en un furgón descubierto, con los pies por delante y acompañado de su apenado caballo, hasta el Valle de los Caídos.
El segundo significado de “personalismo” es “adhesión a una persona o a las ideas o tendencias que ella representa, especialmente en política”. También podría ser porque el famoso ferrolano tuvo numerosas adhesiones hasta el último momento, si bien es cierto que muchas de ellas serían forzadas por los amenazantes poderes que esgrimía (fundamentalmente el Ejército, Policía, Guardia Civil, con la aportación doctrinaria de la Iglesia católica del momento), la prueba es que gran parte de quienes lo aplaudían en su última aparición en la Plaza de Oriente no tardarían demasiado en pasarse al bando demócrata cuando cambiaron las tornas.
¡Albricias! Llegamos a la tercera definición y esta me maravilla: “Tendencia a subordinar el interés común a miras personales”. Si atendemos a lo bien “colocadita” que dejó a toda su estirpe de los Polo-Martínez Bordiú, esta definición le viene que ni anillo al dedo. Nada más que comentar, señores. Me han convencido: Franco no era un dictador, sino que su credo político y su régimen se acomoda perfectamente al concepto del estricto “personalismo” en las tres acepciones mencionadas: afán de destacar y liderazgo, abundancia de seguidores y preocupación por que la familia no pase necesidades materiales.
Me falta la última acepción de “personalismo”: “Sistema filosófico en el cual la persona es el valor supremo”. También nos podría servir, recordemos aquellas hermosas pesetas “rubias” con la efigie de D. Francisco que lo calificaban como “caudillo por la Gracia de Dios”. Más glorificación del valor supremo de una persona no puede haber en este complicado mundo.
Agradezco enormemente la generosidad de D. Luis Suárez (QEPD) y su panegirista y fiel defensor de la verdad, D. Fidel Suárez, al sacarme del error en el que he vivido toda mi existencia por obra del adoctrinamiento de los malvados “rojos”.
Feliz Navidad a todos/as.
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