Derechos y deberes fundamentales
Cada individuo, por el simple hecho de existir, posee una serie de derechos fundamentales que le son inherentes; estos derechos están consagrados en declaraciones universales y tratados internacionales, y son esenciales para garantizar
la dignidad humana.
El derecho a la vida es el más básico y fundamental, cada persona tiene el derecho a vivir y a que su vida sea protegida, sin distinciones de edad, porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, que incluye la libertad de pensamiento, conciencia y religión, se puede tener distinto razonamiento, pero lo más importante es el respeto hacia la otra persona.
La educación es un derecho clave que permite a las personas desarrollar sus capacidades y participar plenamente en la sociedad.
El derecho a la salud incluye el acceso a servicios médicos, atención y un entorno saludable, también toda persona tiene el derecho a trabajar y a recibir una remuneración justa, así como a condiciones de trabajo seguras y equitativas.
Al igual que los derechos, cada persona tiene una serie de deberes y responsabilidades que son fundamentales para la convivencia y el progreso de la sociedad, como el respeto mutuo, que es esencial para la convivencia pacífica; cada persona debe respetar los derechos y libertades de los demás, participar en la sociedad y contribuir al bienestar común es un deber cívico.
La educación continua y el autoaprendizaje son esenciales para el desarrollo personal y profesional y poder contribuir positivamente a la sociedad, sin importar la edad, también la solidaridad y la cooperación son fundamentales, sobre todo en momentos de crisis y necesidad, porque ayudar a los demás fortalece el tejido social, además de la satisfacción personal, por aportar un granito de arena.
La vida está llena de desafíos, traiciones y engaños, pero el esfuerzo, la perseverancia y el orden pueden transformar la adversidad en oportunidades ventajosas para crecer como persona.
El esfuerzo constante es la clave para alcanzar metas y superar obstáculos, la dedicación y el trabajo duro permiten a las personas mejorar sus habilidades y capacidades, porque la perseverancia es la capacidad de continuar hacia delante, a pesar de las dificultades y los fracasos.
Mantener la motivación y no rendirse ante los contratiempos es esencial para lograr el éxito a largo plazo, así como el orden y la organización son fundamentales para gestionar el tiempo y los recursos de manera más efectiva; saber mantener una rutina y establecer prioridades ayuda a alcanzar objetivos de manera más eficiente y ordenada.
Los derechos y deberes de cada persona forman la base de una sociedad justa y equitativa; el esfuerzo, la perseverancia y el orden son herramientas poderosas que permiten enfrentar las adversidades, sobre todo cuando la suerte no está de nuestro lado, ya que es un factor que en muchas ocasiones no se puede contar con él, puesto que hay personas que por la suerte y con el mínimo esfuerzo consiguen sus metas, mientras que otras, pasan sus días trabajando y luchando con el fin de sacar las cosas adelante, el resultado al final es el mismo, pero la lucha y el trabajo no tienen comparación, ni el mismo valor.
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