Gala del Deporte asturiano
Recientemente se celebró en Gijón la gala correspondiente a los Premios del Deporte Asturiano. Estos premios se otorgan en función de los méritos contraídos por los deportistas de nuestra comunidad autónoma en 2023. El premio al mejor deportista fue concedido a un jugador de balonmano que, formando parte de la selección española, consiguió la medalla de bronce en los JJ OO de París, donde 12 naciones pelearon por las medallas. Además, y siempre a juicio de los periodistas deportivos asturianos, se concedieron otros premios, incluyendo sendos accésits a otras dos personas que habían acreditado su condición de campeonas mundiales por equipos (que no individuales). En un caso, por ser ese el resultado de su selección nacional en competición y, en el otro, por tratarse de un deporte de equipo. Obviamente, el mérito de ganar un Mundial en equipo es elevadísimo, pero dicho mérito, sobre todo cuando se trata de reconocer al mejor deportista individual de una región, resulta en buena medida diluido en el propio equipo. Todos estos reconocimientos son merecidos y sus protagonistas son dignos de ellos. Sin embargo, en 2023 un gijonés obtuvo el triunfo por equipos en el campeonato mundial de pesca submarina, prueba bienal más importante de este deporte en la que compitieron 25 selecciones de todo el mundo, cada una de ellas representada por sus correspondientes deportistas (3 por nación). Ocurre que, en este caso, este deportista gijonés se alzó, además, con el título de campeón mundial individual (los otros dos españoles de la selección, también proclamados campeones mundiales por equipos, ocuparon las posiciones cuarta y décima segunda respectivamente). Nuestro vigente campeón mundial es también 6 veces campeón de España, 21 de Asturias, y 6 veces campeón mundial por equipos. Con un palmarés así, que incluye otros títulos importantes como el de campeón de Europa, estamos hablando de uno de los mejores competidores de todos los tiempos en su especialidad deportiva. Tanto que es el único que, a día de hoy, dispone de una biografía deportiva publicada. Una en la que, por cierto, se habla para bien y se describe la costa asturiana, sus fondos y sus encantos. Sin embargo, practica un deporte que, a ojos de los periodistas deportivos asturianos, no vale nada. Aunque sea uno de los más antiguos y cuente con una larga historia y tradición en España y especialmente en Asturias. Aunque haya más de 30.000 licencias federativas en España, al menos el triple que de jugadores de bádminton. Aunque ya otro gran deportista gijonés se proclamase campeón mundial hace 20 años, lo que fue un gran hito. Vivimos unos tiempos en los que se reivindica la igualdad y la no discriminación entre grupos o colectivos, en la que se habla continuamente de brechas y estigmas a combatir. En este contexto, alguien tendría que ponerse a reflexionar con un mínimo de rigor y ética, si es que, de lo que verdaderamente se trata, es de reconocer méritos deportivos e incentivar esfuerzos personales en el futuro. No hay deportes buenos ni malos, solo hay deportes.
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