Solo pelín de lo que debiera tener fin
No recuerdo haber seguido nunca el mensaje navideño del Rey.
Para mí, visto como no hace, lo poco e insustancial que dice y una realidad que muestra lo contrario de lo que dice...
Por ejemplo. Dice él: "Por encima de las eventuales divergencias y desencuentros, prevalece en la sociedad española una idea nítida de lo que conviene, de lo que a todos beneficia y que, por eso, tenemos el interés y la responsabilidad de protegerlo y reforzarlo".
¿Prevalece? Que puede sobre lo demás.
Sobre quién y lo que prevalece en España no ofrece ninguna duda, ¿y esto es lo que conviene y beneficia a todos?
"Tenemos la responsabilidad de protegerlo", dice. ¡Él! La tiene por exigencia de la Constitución. ¿Está cumpliendo con ella?
"Es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las Administraciones Públicas, que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política".
Se ¡siga! reflejando. ¡Que siga sucediendo lo que sucediendo está!
"El consenso en torno a lo esencial, no solo como resultado, sino también como práctica constante, debe orientar siempre la esfera de lo público. No para evitar la diversidad de opiniones, legítima y necesaria en democracia, sino para impedir que esa diversidad derive en la negación de la existencia de un espacio compartido". ¿De quién es fundamental tarea el que esto se cumpla? Artículo 56 de la Constitución: "El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra...".
Comencé con la idea de leerlo completo, pero para qué. Un discurso político, que dice lo que, simplemente, considera conveniente. Y que los políticos califican según sus conveniencias.
En España ni siquiera se cambia todo para que todo siga igual. Aquí todo sigue igual sin tener que cambiar nada.
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