El niño al que le robaron la gelatina de fresa
Carlitos se levantó raudo. Nada más despertar le entraron unas ganas enormes de desayunar. Sabía que en la nevera quedaba una gelatina de fresa, su sabor y color favorito. Se dirigió a la cocina, abrió la nevera y la gelatina no estaba.
Quién se la pudo comer, pensó por un instante. Su padre no, que no le gusta; su madre tampoco, porque solo le gusta la de limón.
Pudo ser el Ratoncito Pérez, que esta noche se llevó un diente suyo que le dejó debajo de la almohada y le trajo una chocolatina. También pudo ser que los Reyes Magos volvieran de noche y se la comieran. Quizá, dijo para sí, seguro que fue Papá Noel, que entró por la chimenea y con lo caliente que estaba le entraron ganas de comer algo fresco, o pudo ser el elfo travieso que va todas las noches a Laponia a visitarlo.
La madre de Carlitos lo vio triste y le animó a comer cereales o galletas o un yogurt de fresa al mismo tiempo que escribía un wasap a su marido: “Cuando salgas del trabajo entra en el súper y compra gelatina de fresa, pues no quedaba más que la que te has comido”.
Ammed, con 6 años, no entiende muchas cosas. Estaba feliz con sus padres y hermanos en una tienda de campaña, pues podía salir a jugar con sus amigos y sus hermanos, pero desde hace dos meses no puede salir. Los ruidos y los estruendos de los bombardeos son constantes. De noche se despierta y se tapa los oídos, pero es igual, el sonido de las ambulancias y los gritos de la gente le impiden dormir.
Su padre ya no está con ellos. Un día lo trajeron envuelto en una sábana y descansa en una fosa común. Su hermana Nayat tampoco está. Un proyectil la mató y descansa junto a los abuelos.
Ammed, junto con sus cuatro hermanos más pequeños, tiene hambre. Sabe que su madre está haciendo la cena, pues está removiendo la pota con una cuchara. Es ya muy tarde y le entran ganas de dormir. También Ammed sabe, aunque no se lo dice a sus hermanos, que en la pota no hay nada, aunque su madre sigue removiendo hasta que el sueño se aposenta en su cerebro y todos duermen y alguno de ellos sueña con una gelatina de fresa.
A fecha 24 de diciembre de 2023, 7.729 niños han muerto en Gaza por ataques y bombardeos de Israel.
A fecha 24 de diciembre de 2024, 15.000 niños han muerto en Gaza por ataques y bombardeos de Israel.
A veces la vida y la muerte depende del lugar donde has nacido.
Feliz Navidad a todos y todas.
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