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Asencro y Susana Pérez

10 de Enero del 2025 - Jesús García Salazar (Oviedo)

A lo largo de nuestra vida, hay situaciones por las que hemos de recurrir a la sanidad. En España, aún, disponemos del derecho a ser atendido por la sanidad pública. Una sanidad que goza de reconocimiento y prestigio internacional, si bien es cierto que en los últimos años la confianza y satisfacción de usuarios ha descendido de forma significativa.

Los/as políticos/as deberían, no lo son, ser capaces de detallar, sin maquillar datos, cuáles son los puntos fuertes y débiles de nuestra sanidad. En los débiles estarían obligados a explicar, ampliamente, los porqués, cómo mejorar resultados y los plazos para adecuarlos a las necesidades. No hacerlo es una razón más de que las listas de espera dominan sobre los innumerables puntos fuertes.

Soy rotundo afirmando que la gestión ha de mejorarse con profesionales de prestigio e independencia, evitando lo que se le sobreentiende a Ud. de amiguitos/as que van de una comunidad autónoma a otra o de un área a otra dejándose influir por políticas de gestión ineficaz. Pero comentado esto, no puedo compartir el derrotismo y la privatización de la gestión. Hacerlo desde esa asociación creo se hacen un flaco favor.

Convendrá conmigo que nuestro sistema público dispone de mayor capacidad de inversión en recursos asistenciales, equipamiento, tecnología avanzada, recursos humanos y materiales y, entre otras cualidades, la investigación y formación. Con tratamientos costosos, algunos de por vida, basados en objetivos y resultados de equidad, justicia social y universalidad que en la economía de salud privada no pueden competir y no son estos los objetivos a buscar.

Cierto es que un punto débil son las listas de espera, que con buena gestión pública tienen un amplio margen de mejora. Listas de espera que no se concretan solo en tiempos de retraso, pues los valores negativos alcanzan costes directos e indirectos en pacientes, familias, ámbito laboral, social, económico, cultural y confianza, pero no por ello se precisa gestión privada. Estamos comprobando que el incremento de asegurados en privadas tiene ya un resultado de espera en determinadas especialidades y profesionales, siendo la perspectiva aún peor.

Sin profundizar, voy a señalar dos aspectos, entre muchos, que cabe mejorar y gestionar: los recursos humanos y las listas de espera.

Los recursos humanos son un punto débil visible por la escasez de profesionales sanitarios influido por factores amplios y cruciales. Uno sería la nula visión de partidos gobernantes que no han previsto que los "numerus clausus" no serían capaces de absorber segmentos de jubilaciones, en tiempos concretos, como en el que estamos inmersos, a pesar de las advertencias de colegios profesionales, organizaciones sociales y los/as propios/as profesionales. La resolución política se basaba precisamente en costes, obligados ahora a la búsqueda de sanitarios traspasando fronteras.

Siendo la escasez una realidad, tenemos que valorar lo que denominé OPA hostil entre CC AA o países de nuestro entorno que ofrecen buenas condiciones laborales, económicas, familiares, reconocimiento social y motivación que el sistema asturiano es incapaz de fijar. Más al contrario, pues los gestores sanitarios tienen en la línea de fuego a los profesionales, aplicando la conocida frase de Julio César en técnicas y estrategia del ámbito laboral y en la política de recursos humanos. La realidad, que no se expone en debates políticos por no ser conveniente, es la enorme cantidad de mandos y puestitos por centímetro cuadrado de baldosa ya sea en la plaza del Carbayón, en las unidades hospitalarias, en la Consejería o en las asesorías palaciegas. Resolver esto, en números relativos, supone aumentar los efectivos en cada línea asistencial. Permítame reflejar que muchos/as MIR tienen ubicación en urgencias hospitalarias cuando el puesto de trabajo, por clasificación en el examen, es de medicina de primaria. Volvemos a gestionar mal los recursos para atención primaria.

La siempre mencionada, nunca bien gestionada, coordinación, colaboración y cooperación entre nivel hospitalario y primaria sí cerraría una de las ecuaciones que permitirían una resolución en los centros de salud. Invertir en primaria no es solo inyectar dinero o aportar herramientas diagnósticas si la base de los recursos humanos es escasa. Sanitarios que atienden a más de 50 pacientes al día, asisten urgencias domiciliarias o contratos de un día en un centro y al siguiente en otro no pueden ofrecer calidad asistencial y menos se reconocerá la silla del médico/a que permite el seguimiento en todo un ciclo vital.

¿Qué hace un/a paciente, con los casos descritos, que la sanidad privada no puede permitirse? Acudir a urgencias hospitalarias, donde recabará anamnesis, pruebas diagnósticas, especialista si fuese necesario, un tratamiento, disponer de un informe y el resultado es cierta satisfacción, si bien, en algunos casos, hay un enfado por haber pasado 7 horas en la sala. Gestionar esta situación no puede hacerse con un concepto de gestión privada, pues esta no puede competir en volumen, objetivos y resultados.

Reflexiono sobre la negociación de algunas organizaciones sindicales en cuanto a peonadas o la escasa penalización para que un/a sanitario/a trabaje en lo público y lo privado. Gestionar esta oportunidad es difícil y tiene muchas aristas, pero permítame el ejemplo de que no se concibe que un ingeniero de una marca de coches trabaje por la mañana en dicha marca y por la tarde en la competencia. Gestionar desde la privada es comprensible, pero en la gestión pública precisa fijarse en mejorar las amplias condiciones en las que se desarrolla el trabajo, o ampliar contratos a profesionales que por experiencia y capacidad pueden, a pesar de la jubilación, ser apoyo y ser docentes para nuevas incorporaciones.

Ud. ha mencionado el tique moderador para reflejar el coste de la asistencia recibida. Este concepto ya se analizó en los años 90, y he tenido la oportunidad de debatirlo y dar mi opinión. Si el objetivo es concienciar de la utilización responsable de recursos, estoy con Ud. El problema es que de seguir gestionando mal desde el origen la utilización de lo público, seguirá en idéntica línea pero, eso sí, con un documento que no es solo dar a una impresora, es un nuevo recurso administrativo y más coste. No obstante, parece oportuno que Asencro reabra el debate si con ello se mejora la calidad asistencial.

Tengo entendido que Asencro maneja contenidos en bioética y aquí, simplemente, haré una breve anotación. Cierto que el sistema privado de salud aplica los principios de la bioética desarrollada en el año 1979, principios de la ética biomédica, pero como bien conocen Uds. la gestión de la sanidad privada no tiene equivalencia con la pública señalando como principal la justicia social.

Termino siendo categórico en no incorporar gestión privada en nuestro servicio público de salud. Esto no evita compartir con Ud. que hay ineficiencias y mucho margen de mejora en nuestra compleja sanidad. Pero dicho esto, creo que requerir privatizar, aunque sea un solo elemento, desde una asociación por la defensa de la sanidad pública, genera más desconfianza y enfado en la ciudadanía y ello es un contrasentido.

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