La ley amorosa Begoña-Sánchez
¡Vamos para bingo!
Ecribiré, cómo no, de sanchilitis, que no sanchismo, como una inflamación crónica que recorre España. Un Sr. al que se le llena la boca de democracia y que se permitió falsear una tesis sin dimitir. Este personaje, junto a la nefasta delegada del Gobierno, por poner un solo ejemplo en Asturias, que destaparon un frasco llenándose las yugulares de franquismo, ultraderechismo, sin saber abrir debates que no sea el insulto. A ambos se les acomoda muy bien la adjetivación recogida en la RAE, pero tendré cuidado pues igual está vigilada mi persona con la resurrección de Göring.
No le basta todo aquello que no le permita impunidad en un régimen cuasi venezolano, que ni la propia afiliación, dopaminada, pensaban tener a los Urales gobernando sus cada vez más vacías agrupaciones, cuyo acrónimo PSOE describo en Partido Sin Orden Establecido;
Un país gobernado por este elemento que nunca pudo llegar tan alto cuando ni su currículum le servía para un trabajo de un odioso despertador.
Viene todo a cuento porque el demócrata presenta, un viernes, el cáliz del alargamiento de la vida política, con una propuesta para echar abajo las instrucciones contra denunciados Koldos, Ábalos, Begoñas, fiscales, etcétera, y que, como es natural, ya estará pactado para que salga adelante con bildus, peneuvistas, Rufianes, amnistiados e independentistas, con el ofrecimiento de más y mejores contraprestaciones.
Pondré signos ortográficos, a modo de puntos seguidos, en cada enumeración en algunos de los elementos. No le basta con la problemática Conde-Pumpido, Armengol. Colonizar la administración pública. Apoderarse de órganos constitucionales. Instrumentalizar las empresas públicas. Legislar con decretazos que quintuplican lo que criticaba si lo hacía el PP. Vetar y controlar las televisiones y ubicar sus afines presentadores. Gobernar con etarras, con la derecha del PNV y la burguesía independentistas y golpistas. Perder votaciones en el Congreso sin que se ruborice. Debilitar a unas CC AA para financiar bien a la vasca y catalana. Tener bien pagado a quien falsea encuestas. La brutal y bien clara ruptura de separación de poderes del Estado. Atacar a la justicia. Disponer de un encierro de cinco días de reflexión sin Gobierno, cerrándose en su alcoba -debe de ser para demostrar amor caballeresco y batir el récord de Felipe II y María Tudor-. Abrir un frasco peligroso de las dos Españas comenzado por el pro Maduro Zapatero, últimamente desaparecido. No le basta que se borren wasap y envíos de emails desde la Moncloa o el fiscal general. Tampoco le sirve amnistiar a los Griñán y compañía, todos del PSOE. No le parece grave dejar aterrizar a una perseguida por el derecho internacional. Premiar con fondos públicos un aumento significativo a sindicatos cuyo hundimiento y representación están por los suelos y de escasa credibilidad. No le basta cargarse a quienes, dentro de su partido, no son palmeros, castañuelas o abrazafarolas. No le parece adecuado cerca de 900 asesores y un coste de personal en conjunto de 18.010.127 millones de euros, etcétera. Lo dejo aquí no por evitar alargarme, sino porque seguramente se podrán ver, leer y legislar nuevas y más espeluznantes formas de contenido democrático.
Ya sabemos que en política vale todo y este personaje lleva idéntico camino que Trump, al que ni las sentencias le echarán del Capitolio, y lo que más me tiene en ascuas es que con el sanchistitis y sus votantes, afiliados o no, van a comprobar que el "jefe" hará exactamente igual que los que desde la izquierda echan las manos a la cabeza por lo que representa Trump. Luego se preguntarán por qué surgen los partidos populistas y crece la extrema derecha en toda Europa. No obstante, si hay problemas y confrontaciones, el primero que se marchará será Sanchís y su amantísima esposa a un país lejano lleno de oro. El tiempo dará o quitará la razón.
Se me ha notado el enfado con un personaje que hace que mi partido no pueda permitir más maldades y autoritarismo con elementos químicos radiactivos hechos carne. Es bueno que algún esclavo, en el auriga, le vaya diciendo aquello de "sic transit gloria mundi", pero entiendo que su mesnada no se atreva a decirle un simple ¡hola!
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