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La familia es el pilar de la felicidad

24 de Enero del 2025 - José Viñas García (Oviedo)

Nada, ningún bien material ni espiritual es mejor compañero de este viaje para la vida que una familia larga y unida, dispuesta a perdonarse todo y no pedir cuentas a nadie, más que a uno mismo.

Los propósitos para cambiar a la entrada de cada año son para uno mismo, hacerlos para los demás es una falta de respeto a la inteligencia y a la libertad de cada cual a ser y hacer lo que le viene en gana. Quien te critica en lo más profundo de su gran corazón añora tu forma de ser.

Un consejo: no pidas un vaso de agua por mucha sed que tengas a quien sabes que se lo hará saber a otros.

Ya puedes tener riqueza, lujos y salirte el dinero hasta por las orejas, pero si no tienes una foto colectiva para colgar en la pared de casa con personas que están ahí para amarte sin más placer que el saber que estarán ahí siempre cuando las necesites para todo, siempre te faltará algo para ser feliz.

La familia debe perdonarse todo, no hacerlo es resquebrajar los cimientos de la felicidad, no se puede vivir con rencor, con odio, eso debilita la propia estima, te hace reo de aquellas personas que piensas debieran pedirte perdón, seguro es así, pero pedir perdón es más difícil que dañar, no exijas a nadie un perdón, úsalo tú, perdona antes, no hace falta decirlo, hazlo sentir con disposición y sensación de no dejarte llevar por el revanchismo, rencor y el odio que acrecientan día a día ese malestar personal.

La vida es muy corta, todos dañamos alguna vez, muchas veces sin pretender hacerlo, nos equivocamos muchas veces, decimos y hacemos cosas que dañan, pero jamás hay daño donde se es capaz de perdonar y asumir que todos nosotros somos imperfectos. La viga en ojo ajeno es buen ejemplo para pensárselo.

Todos quisiéramos que si un día herimos a alguien que apreciamos, queremos y amamos, este entienda nuestra metedura de pata, sabedor de que él tampoco es un santo y que sea capaz de mirarnos a los ojos sin el rencor brillando en ellos.

Estar atados a un enfado es una carga que te resta vida y alegría. Muchas personas abandonan la relación afirmando que el amor se acabó. Pero me pregunto: ¿Cuando la gasolina se acaba abandonas el coche o lo cargas nuevamente?

«Pedir disculpas no siempre significa que estás equivocado, solo significa que valoras tu relación más que tu ego». (Mark Matthews)

«El perdón nunca se entrega a la persona que nos hizo daño, sino a nosotros mismos cuando nos quitamos la carga del dolor y la culpa» (Anónimo).

Muchas veces (todos nosotros) por mucho que nos hubiéramos esforzado en ser buenos padres, hijos, esposos, amigos... Por nuestra innata debilidad e imperfección humana, decimos lo que debiéramos callar y hasta hacemos en un momento dado verdaderos disparates que a ojos de los demás se multiplican en cantidad y se expanden en cada versión contada por los expertos en chismorreo. No todo lo que se cuenta es; ni todo lo que es se debe contar. No dejes que los cuentos y chismorreos invadan tus preocupaciones, siempre van directos a dañar sin más. Lo curioso es que todos hablamos de todos, todos estamos dispuestos al chismorreo. No creas todo lo que se dice de nadie, es la mejor forma de no formar parte del 90% de los enfados absurdos. El cuchicheo deberíamos tomarlo como un pasatiempo sin más, es deporte internacional. Nunca creer nada que no hayas visto con tus propios ojos. Incluso viéndolo, hasta puede que no sea de la forma en que tus ojos analizan la situación. A mí me han hablado cosas de los demás que olvidé al instante.

Recuerden esto: si te enfadas por lo que dije, da gracias por no haber dicho todo lo que pensaba.

Vivimos tiempos de mucho ego, mucha apariencia y mucha envidia. Nos enfadamos fácilmente; incluso siendo así, no merecemos por tonterías del pasado hipotecar un presente y un futuro en compañía de toda la familia. No hay dudas, siempre aparecerán discusiones reales y malentendidos, pero con buena disposición, humildad y pensar que estamos aquí solo dos días, no merecemos ser estúpidos entre nosotros mismos. Háganme caso, perdonen y serán infinitamente más felices. Los demás no tienen que ser como nosotros.

A pesar de mi discurso, sé que solo los padres perdonan todo, lo que jamás harán los hijos con sus padres. Así que, qué decir de los demás. De lo que sí estoy seguro es de que perdonar te libera de una carga imposible de llevar sin resquebrajar tu estabilidad emocional.

Hazme caso, ¡perdona sin más!, demostrarás tu grandeza como ser humano.

El hacerte mayor al lado de alguien mejor que uno es impagable. La mayoría de mi familia lo es.

Eso sí, a mis hijos les exigiré el cuidar, respetar y perdonar a su madre siempre y en todo lugar. Quien olvida, abandona y deja sola a una madre no mereció nacer y vivir.

¡Ah! Recuerden, la verdadera felicidad está en la salud, en poder tener al lado quien te haga reír, sentir y amar. Lo material no da la felicidad, es más, el dinero al hacerte creer que no necesitas de nadie, te aleja de todos.

Por mi parte están todos perdonados, incluso me perdono a mi mismo, pidiendo perdón a quien dañé.

La matriarca de esta familia es ejemplo claro de esa grandeza humana, cargada seguro de tantos defectos como todos los demás, pero que sabe ocultar con tanta humildad, tanta entrega a su familia y una bondad que desprende mucha serenidad. Sus hijos y toda su familia son conscientes de ello. Qué suerte tiene por ser así y qué suerte tener una persona así al lado que siempre suma y nunca resta. Gracias, Aurora, por ser y estar.

Un abrazo, una sonrisa y un beso para todos. Sean felices. Gracias.

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