Te vamos a echar de tu pueblo
Entre los miles de ejemplos trágicos y luctuosos por efecto directo de la maldita dana en la Comunidad Valenciana, e indirecto por la inacción del Gobierno, me hago eco de un caso, exponente de la rapiña capitalista y la nula sensibilidad y consideración de las autoridades con los afectados en general.
Sirva como ejemplo el testimonio de un taxista local, nacido en Paiporta y durante toda su vida currante en esa localidad que, afortunadamente, ha tenido la suerte de librarse de morir ahogado entre el agua y el lodo, a cambio de soportar la indiferencia, la penuria económica e inhumanidad de los que dicen velar y trabajar por los ciudadanos.
Este compatriota perdió su taxi enterrado por el lodo y ni los gobiernos central o autonómico le han dado una solución después de tres meses sin trabajar, sin ingresos y sin que su coche haya aparecido.
No ha tenido más remedio que comprar otro coche por el que, a pesar de las circunstancias y su licencia vigente, le han obligado a pasar dos ITV para homologarlo como taxi, y, lo peor, la firma aseguradora le ha duplicado el precio del seguro debido a que las compañías de seguros están empezando a negarse a cubrir propiedades que podrían ser destruidas por "fenómenos meteorológicos extremos", eso dicen.
Bonita y evangélica manera de normalizar un sistema mediante el cual las compañías de seguros pueden promover la narrativa del cambio climático simplemente negándose a cubrir propiedades que estén "amenazadas por el cambio climático".
Empujón definitivo para que la gente del mundo rural renuncie a sus casas y pueblos y se traslade a las ciudades bajo la mirada atenta y complacida de las "clases buitre" que esperan los despojos.
Catástrofes como las inundaciones o las sequías, o los incendios, etcétera, son muchas evitables y muchas de ellas son deliberadas para destruir infraestructuras, expulsar a la gente de sus tierras y, por último y lo más importante, quitar subrepticiamente los derechos de propiedad y la capacidad de acción de las personas.
Esos hombres y mujeres damnificados serán catalogados oficialmente como "migrantes climáticos" y se utilizarán como prueba de que el cambio climático está teniendo consecuencias terribles, por lo que algo hay que hacer al respecto.
Y hacer algo al respecto supone que te birlen la propiedad que te ha costado sudor conseguir, luego sangre y el resto de tu vida, lágrimas..., mientras ves por televisión cómo las autoridades de tu país se pegan la vida padre en Davos. Apestan.
Saludos cordiales.
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