El regalo de la verdad
En estos días atrás, algunos medios han comenzado a destapar la mentira de los Reyes Magos. Yo por mi parte lo agradezco, pero me preocupa el mínimo interés por la verdad de esta sociedad ahora que ya nos amenaza la IA. Creo que solo la verdad puede hacernos mejores padres, mejores hijos, y seres humanos más confiables. ¿Qué beneficio reporta a los niños pensar que los trajo la cigüeña y qué satisfacción puede dar eso a una madre? Lo mismo sucede si el pequeño sacrificio de los padres no es apreciado porque la gloria hay que dársela a unos personajes de ficción. Los regalos no deberían llegar nunca envueltos en papel mentira.
Si queremos jóvenes que acepten la verdad como base de una educación y una formación, tendremos que mostrarles lo que nos importa a nosotros la base de la justicia, del orden y de la vida. Jesús nos dio este estímulo para que busquemos la verdad: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). La mentira se va institucionalizando y está llegando a ser el nuevo modelo de sociedad que regirá nuestras pobres vidas.
Dos líneas para explicar la mentira de los Reyes Magos: Heródoto indicó que los Magos eran sacerdotes persas dedicados a la astrología, la interpretación de los sueños y la hechicería. Explica "The International Standard Bible Encyclopedia" que en el periodo helenístico, "mago" se refería a alguien con conocimientos y poderes sobrenaturales. La estrella fue "vista" únicamente por los Magos y los guio primero a Herodes, el potencial asesino del futuro Mesías. Dios tuvo que advertir a los Magos para que en su regreso no pasasen por Jerusalén. Y tuvo que avisar a José para que huyera a Egipto.
¿Por qué habría de mover Dios a una estrella de su galaxia para guiar a astrólogos paganos primero hasta su enemigo Herodes y luego hasta el propio Jesús? Por ella murieron los niños de Belén. La única conclusión razonable es que la estrella fue un fenómeno paranormal, una artimaña siniestra de Satanás, "el padre de la mentira". ¿Celebramos tradiciones traidoras, generación tras generación, porque la mentira nos enamora más que la cruda realidad?, en ese caso estamos abocados a no ser libres, sino más bien un peligro a la libertad que puede darnos la verdad.
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