Las cadenas de la burocracia
"La paciencia es una virtud": cita de Cicerón, estadista y orador romano. Sin duda, puedo decir que tengo mucha, ya que el otro día revisando en mis archivos en casa la primera vez que acudí al centro de valoración de personas con discapacidad en Oviedo había sido en agosto del año 2019. Estamos a enero de 2025. Han pasado 5 años, 5 meses y 27 días a fecha de hoy, 27 de enero de 2025. Y no, aún no tengo la carta de la resolución de la segunda valoración. ¿Cinco años? Sí, cinco años, Dios mío, podía haberme muerto antes.
Entiendo que hay muchos expedientes abiertos. Entiendo que cuando vivía en Siero me correspondía el centro de Oviedo y hay mucha gente, pero el día que fui, el pasado 27 de noviembre de 2024, éramos tres personas en la sala de espera.
La valoración de la discapacidad es un derecho que nos corresponde a todos como ciudadanos. Bien es cierto que en Asturias tenemos una gran sanidad. ¿Cómo lo sé? Porque he estado ingresado en el HUCA en dos ocasiones debido a mi enfermedad. Una enfermedad con la que llevo una vida normal, pero con la que me pertenece un grado de discapacidad, para el que llevo esperando cinco años. Cinco eternos años.
La realidad es que para que me vea un traumatólogo el hombro tengo que esperar un año en la sanidad pública. La mejor sanidad, pero los tiempos de espera son infinitos. También entiendo la exigencia de informes para la valoración de la discapacidad. En esta vida, todo son papeles. Así que lo lógico con estos tiempos de espera es que los asturianos acudamos a la sanidad privada.
Pero he de decir que en el HUCA hay grandes médicos que me han cuidado. Quiero hacer una mención especial a la psiquiatra Elisa Seijo, una mujer que diagnosticó mi enfermedad y es una gran profesional y tiene una calidad humana extraordinaria. Puedo decir que llega a los enfermos hasta el fondo de su alma herida.
Mientras tanto, los meses pasan y yo pienso algo estamos haciendo mal cuando la sanidad debe ser siempre lo primero, igual que la educación. Porque los médicos curan y los maestros educan a las generaciones del futuro. Sanidad y educación, dos pilares fundamentales de esta sociedad que camina atada a las cadenas de la burocracia.
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