Este país está en manos de un forajido
Carles Puigdemont es un fugado de la justicia española, líder de unos independentistas e idealistas que cometieron un golpe de Estado en toda regla en Cataluña, con delitos gravísimos sobre sus espaldas: sedición, malversación, desórdenes, saqueos, agresión a fuerzas del orden, violencia pública y desobediencia a las normas que estamos obligados todos a cumplir.
Varios cabecillas y colaboradores suyos, los que no se fugaron, fueron juzgados y condenados, pasaron más de tres años en la cárcel. Pues asómbrense: Puigdemont es ahora quien gobierna en la sombra desde Waterloo el país del que se quería ir y pretendía destruir. De locos. Nada se hace sin su aprobación.
Es una tremenda locura tragarse semejante anacronismo democrático. Todo por ese afán de poder de Pedro Sánchez, su arribismo no tiene límite. Estará dispuesto a dar lo que le pidan estos que él decía cumplirían íntegras las penas si él gobernara. Recuerdan que también traería a Puigdemont ante la justicia para responder por sus delitos. Es todo de película de ficción si no fuera tan real. Sánchez ya lo dice abiertamente, ya no se esconde de nadie, ve que el pueblo español tragará con todo, dice que sacará los respaldos hasta debajo de las piedras; en política a eso se le llama política de sumidero, es comprar el poder. Es ir dando y dando, comprando voluntades con el dinero de todos los españoles, además de lo que ya les dio en forma de indultos y hasta impunidad, saltándose el poder judicial. Él es la ley. Es juez, parte y reparte. Si añaden toda clase de concesiones, competencias, beneficios fiscales, condonación de deudas... que ponen en jaque la unidad y la solidaridad territorial. despreciando la igualdad de todos ante la ley, la separación de poderes y las promesas electorales de sí mismo, ¿qué más nos queda por ver con este indecente de presidente?
España ahora está gobernada por un impresentable capaz de todo con tal de aferrarse al poder, acompañado y respaldado por independentistas, por aquellos que homenajean a los que ponían bombas, secuestraban y daban tiros en la nuca, por todos aquellos con los que Pedro Sánchez decía que jamás pactaría ni gobernaría. No se puede ser más mentiroso e indecente. Quien no cumple sus promesas electorales no merece más que desprecio.
Un pueblo tiene que tener dignidad, no vale eso de que para que no gobiernen otros hay que sacar los votos hasta debajo de las piedras: "Lo malo jamás justifica lo peor". No, no es posible que la gobernabilidad de este país descanse sobre quien lo quiere destruir.
Para más desprecio por la decencia política, Pedro logró el poder en una moción de censura basada en la corrupción del PP; ahora se sustenta en la suya para aferrarse a ese poder. Tiene imputada a su mujer, a su hermano, a su mano derecha, a la mano derecha de este, a su fiscal general... ¿Qué más puede ocurrir en este país para echar a un gobierno así? En política no solo se debe ser honrado, hay que parecerlo, existen culpas políticas in eligendo o in vigilando en responsabilidad por hecho ajeno.
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