La iglesia de San Juan, entre vidrieras y millones
La basílica de San Juan, una de las más pudientes parroquias de Asturias, vuelve a requerir de su feligresía un nuevo esfuerzo económico. Su rector, con llamativa desenvoltura, ha ocupado unas columnas en LA NUEVA ESPAÑA (28-1-25) para solicitar fondos destinados a la restauración de las vidrieras y la cúpula del templo. Afirma que el proyecto asciende a tres millones de euros, aunque ya dispone de 300.000. Lo plantea sin el menor pudor, como si la urgencia fuera incuestionable, como si la comunidad cristiana no soportara ya suficientes cargas.
Ante semejante llamamiento, muchos fieles se preguntan: ¿acaso el rector de esta basílica goza de algún tipo de bula especial? ¿No existen vicarios, arciprestes o incluso el propio obispo que ejerzan un mínimo control sobre estas solicitudes? ¿Es una iniciativa personal o cuenta con el respaldo de la jerarquía eclesiástica?
El Evangelio nos llama a compartir, a repartir lo poco y lo mucho, a construir comunidad en torno a la fe, no en torno a la recaudación. "Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres", dijo Cristo (Mt 19,21). Pero, en esta parroquia, el mensaje parece haberse distorsionado. ¿Dónde queda el principio de administración responsable de los bienes de la Iglesia? ¿Debe la caridad subordinarse a la restauración estética de un templo, por imponente que este sea?
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