No es reconstrucción
Hace muchos años leí en un libro que tenía por título "Caos" que, si en una pecera se ponían las condiciones favorables para la cría de peces y se introdujesen los mínimos ejemplares para su reproducción, los peces prosperarían y, al comenzar a morir por ser muchos, los muertos corromperían el hábitat rápidamente y eso les llevaría a su extinción. Hace poco me contaban que en China nacían ciudades de más de 90.000 habitantes en menos de una década. Construir hoy es más fácil, entonces: ¿por qué es tan cara la vivienda incluso en las zonas de menor índice demográfico?
Supongo que, tras la dana y otras catástrofes con origen en este cambio climático que modifica valores extremos más que valores medios, toca adecuarlo todo para proteger vidas y viviendas. Ocurrido un desastre, no es cuestión de reconstrucción, es cuestión de: investigar y planificar para realizar construcciones que eviten destrucción y, sobre todo, muertes futuras. Las catástrofes como incendios, mareas vivas, inundaciones..., consecuencia de meteoros extremos, no se podrán evitar, pero sí se podrían amortiguar sus efectos. Para ello deberíamos revisar las construcciones que, aguas abajo de cualquier cuenca hidrográfica o cercanas a cualquier costa, estén en zonas inundables o proclives a amenazas similares. Hemos de cambiar las medidas previstas y prever las amenazas ("Ivo" destroza el Real Balneario de Salinas). Las instituciones pertinentes deberían realizar simulaciones para determinar todas las posibles zonas amenazadas en España y en la UE. Para ello usarían datos que superen los ya conocidos (lluvias de 800 l/m2 en 12 horas o 200 l/m2 en una hora, u olas de 12 metros con rachas de viento de 120 km/h). Luego se propondrían las actuaciones a realizar y se realizarían, con el fin de aminorar desgracias o ganar tiempo para ponerse a salvo la gente.
Un proyecto así podría ser un "New deal" inyectando trabajo, pero antes hemos de producir y vender fuera como hace China, pues si no solo sería la ocurrencia agorera del keynesianismo asesinado por el liberalismo. Como la propuesta no tiene sentido rentable directo, dados los valores medios de los meteoros, quedarían sin verse los valores extremos de la revancha de la Tierra por el uso indebido que hemos hecho del conocimiento sin sabiduría: usamos solo la rentabilidad económica, cuando el futuro exige la rentabilidad vital de la existencia humana a la que debería servir la economía. Pero nos arrastran soflamas identitarias exigiendo inhumanas discordias: terrorismo y guerras; que nos alejan de toda sensatez y nos acercan a las locuras del autoritarismo totalitario. "¡Más madera!", exigió G. Marx en la película, y exige ahora D. Trump mientras Putin y Xi Jinping observan el río revuelto y preparan sus cañas de pescar como productores.
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