Rioseco, la marcha de un buen camarero
Por motivos personales y tras casi dos años desempeñando su labor como camarero del BAR ERRE-C de Rioseco, Calleja abandona su trabajo para iniciar un nuevo reto laboral.
Calleja, recuerdo cuanto te vimos por primera vez detrás de la barra, eras simple y llanamente un hombretón de nariz prominente y pelo alborotado sin la menor experiencia en el ramo.
Ninguno de nosotros, me refiero a muchos de los parroquianos que hacemos parte de nuestra convivencia social en el chigre, dábamos un duro por tu futuro profesional.
Soy consciente de que los primeros días tuvieron que ser muy duros para ti, pero tus enfrentamientos cara a cara con la cafetera o las continuas flexiones en busca de lograr el nivel óptimo de la pinta de vino, labores por otro lado jalonadas por nuestras chanzas y comentarios, tímidos en un principio por falta de confianza mutua, se fueron diluyendo rápidamente.
Personalmente, yo, que ya peino canas y que pertenezco a lo que doy en llamar "la quinta del cubalibre", me he cruzado con infinidad de camareros al otro lado de la barra y me atrevo a decir abiertamente que muy pocos, en su labor de cara al público, me han impactado tanto como Calleja.
Por eso me atrevo a escribir estas líneas.
Cuando nos comunicaste personalmente la decisión que habías tomado, intentando justificarte por la misma, quise ver que un brillo de tristeza afloraba en tu mirada.
No recuerdo durante todo este tiempo un mal semblante en tu cara, aguantando estoicamente los diferentes comentarios, manías, caprichos y exigencias de nosotros, los clientes.
Tus medidas zancadas, propias de un avezado corredor de montaña, te transportaban desde la barra a mover mercancía en el hórreo, atender la cocina, las mesas del bar y de la terraza y, lo que es de vital importancia, a mantener los aseos en perfecto estado de revista, algo esto último que por desgracia no comparten algunos hosteleros.
Ocasionalmente buscabas mantener una conversación en base a tus temas favoritos, la filosofía o la astronomía, pero esto es un pueblo por lo que no cuajaban, lo máximo que acababas consiguiendo era un breve monólogo.
Contigo la música ambiente reinaba en el local pero con la flexibilidad de ir adaptándola a los gustos de los clientes, al igual que los reportajes en la TV con las rutas de montaña que tanto adoras.
Solamente me atrevo a decir en tu contra que a pesar del tiempo transcurrido y de los muchos y variopintos maestros que has tenido, no has conseguido cogerle el tranquillo al encendido y mantenimiento de la chimenea de leña.
Calleja, espero verte por Rioseco algún fin de semana para que podamos compartir algún rato contigo, pero todos del lado de fuera de la barra.
Que tengas mucha suerte en tu nueva aventura profesional.
Un fuerte abrazo.
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