Respuesta al artículo "Ahora vamos a por Cisjordania
El texto titulado "Ahora vamos a por Cisjordania”, publicado el día 8 de febrero de 2025, presenta una visión parcial y distorsionada del conflicto entre Israel y los palestinos. A través de afirmaciones sesgadas, omisiones significativas y lenguaje incendiario, se busca construir una narrativa parcial que ignora el contexto histórico y los hechos verificables.
El texto afirma que Israel ha destruido Gaza con total impunidad, sin mencionar que la ofensiva israelí fue una respuesta directa a los ataques perpetrados por Hamás. Desde el 7 de octubre de 2023, este grupo terrorista ha lanzado miles de cohetes contra ciudades israelíes y ha cometido atentados contra civiles. De acuerdo con el derecho internacional, cualquier país tiene derecho a la autodefensa, conforme al artículo 51 de la Carta de la ONU. Además, la comunidad internacional ha intervenido activamente en el conflicto, con mediaciones impulsadas por Egipto, Catar y Estados Unidos, así como múltiples resoluciones de la ONU.
Si bien es cierto que ha habido incidentes de violencia en Cisjordania, la descripción del texto ignora el contexto de ataques palestinos contra israelíes. Según datos oficiales, en 2023 se registraron más de 200 atentados contra civiles israelíes, incluyendo apuñalamientos y embestidas con vehículos. La afirmación de que los colonos judíos actúan con "total impunidad" es inexacta, ya que Israel ha procesado a ciudadanos israelíes involucrados en actos violentos contra palestinos, incluyendo condenas a prisión. La realidad es más compleja y no puede reducirse a una narrativa unilateral.
El texto cita una supuesta declaración de Donald Trump sobre "limpiar Gaza de palestinos" sin proveer ninguna fuente verificable. Además, distorsiona el origen del conflicto al afirmar que "realmente empezó" con la publicación del libro "El Estado Judío", de Theodor Herzl, en 1896. Esto ignora décadas de tensiones entre comunidades árabes y judías en la región, así como la resolución de la ONU de 1947 que propuso la partición de la región que estaba bajo el mandato británico en dos eEstados, una solución que fue aceptada por la comunidad judía, pero rechazada por los países árabes, lo que llevó a una serie de guerras.
El artículo menciona la existencia de asentamientos israelíes en Cisjordania sin contextualizar la situación legal del territorio. Cisjordania nunca ha sido parte de un Estado palestino soberano; antes de 1967, estaba bajo control jordano y en ese periodo Jordania no permitió que se estableciera un Estado palestino. Aunque la legalidad de los asentamientos es un tema de debate, Israel sostiene que los Acuerdos de Oslo establecen un marco para su resolución mediante negociaciones, algo que la Autoridad Palestina ha rechazado en varias ocasiones.
Por otra parte, comparar la situación en Cisjordania con el apartheid sudafricano es una falacia. En Israel viven alrededor de dos millones de ciudadanos árabes que disfrutan de plenos derechos civiles, incluyendo voto y representación parlamentaria. En Cisjordania, la división territorial responde a los Acuerdos de Oslo, en los que la Autoridad Palestina ejerce el gobierno sobre la población palestina. Las restricciones de movilidad impuestas por Israel responden a amenazas de seguridad y ataques terroristas, no a una política de segregación racial.
En conclusión, el texto "Ahora vamos a por Cisjordania" ofrece una versión sesgada y parcial del conflicto, omitiendo información clave y empleando un lenguaje que demoniza a Israel. La realidad es mucho más compleja y requiere un análisis basado en hechos, no en propaganda. Para lograr una paz sostenible, es necesario reconocer la responsabilidad de ambas partes y fomentar un diálogo constructivo, en lugar de alimentar narrativas que solo perpetúan la hostilidad.
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