Slip away (escabúllete)
Contamos en Gijón con un lugar cuyo destino es acoger el final de la vida de las personas. Es la primera planta del Hospital de la Cruz Roja, que, pese a llamarse hospital, parece un lugar distinto. Difiere de un hospital general en que cuenta con una extraña calidez tanto por el entorno como por el personal, y esta no es ninguna crítica hacia el primero.
La experiencia allí vivida estará conmigo para siempre. Mi padre allí se fue entre los brazos de mi madre, mi hermana y míos. Pudimos visitarle sin horarios e incluso dormir allí durante estos terribles diez días. Terribles por la enfermedad, "amables" por el lugar.
Mi padre siempre fue de barra de bar, y, allí, dos taburetes altos y una barra asoman por un gran ventanal que mira hacia la calle Uría, tan transitada por papá en estos casi cinco años que tan feliz vivió en Gijón, a escasos metros de allí. Tan limpio, tranquilo y con todas las comodidades como las que contamos en nuestros hogares, que es en lo que se convirtió para mi familia en estos días de sufrimiento.
Cada vez que ahora paso por allí miro hacia arriba y le veo a él, sentado junto a alguna de nosotras tres, charlando, observando esa calle y esperando la llegada de alguna de las otras dos.
Para aquellos que, por desgracia, vivan esta situación, envío esta carta, que espero les dé cierta
tranquilidad. Gracias de corazón a Cruz Roja.
Te quiero, papá.
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