Patria y separatistas
Patria es la nación donde se nace, o aquella donde residimos y adoptamos. Es como una madre a la que todo buen hijo defiende con razón y hasta sin ella. Me produce sonrojo y vergüenza ajena quien así lo haga.
Tengo otra pequeña patria, Asturias, y tengo absoluto respeto por las dos, pero si me obligaran a elegir una me quedo con España.
En estos tiempos tan globalizados en que empresas, banca y naciones se agrupan en pactos, nosotros tenemos el europeo. Muy bien y ojalá alcance las mayores cotas.
Dentro de todos sus claroscuros, yo me siento orgulloso de las tres. A España le endosaron una "leyenda negra" más por envidias que por hechos verdaderos. Triste e insólito cómo desde dentro algunos les siguen el juego. Eso no pasa en otras naciones.
Nos envidian por descubrir un continente, haberlo explorado colonizado y comenzando a civilizar cuando ellos apenas habían puesto un pie en él, salvo algunos por curiosear o más bien por piratear tratando de dificultarnos las cosas.
Que algún español poco recomendable cometió abusos nadie lo duda. Se cometen hoy aquí siendo más difícil ocultarlos. Ven la mota y no la viga. España nunca pirateó. Sí, durante siglos soportamos a los vikingos nórdicos, al igual que a los africanos en el Mediterráneo y a franceses, ingleses y holandeses en América.
Alguien de cuya nacionalidad no quiero acordarme se preguntaba que había hecho España en el mundo, yo le digo que lo que no hizo su gran nación, convencido de que lo es. Formar en el mundo veinte naciones con nuestra lengua, religión, cultura y civilización, que es la occidental, que con todas las reservas considero la mejor del mundo.
Fuimos con Juan Sebastián Elcano, vasco de Guetaria, los primeros en dar la vuelta a la Tierra, demostrando que es redonda y no plana, como entonces contundentemente se creía. Que de América no todo fue traer oro; también fue grandiosa la inversión en enseñanza, comunicaciones, puertos y ciudades con sus defensas, ciudades muchas de las cuales llevan nombres de pueblos españoles. También la cantidad de barcos de guerra y transporte necesarios para reponer pérdidas. Y lo más doloroso, las vidas humanas perdidas, no tanto en lucha con los nativos como en viajes y exploraciones tanto por mar como por tierra.
Y no solamente exploramos la América hispana, que también la brasileña antes de que los portugueses por carambola llegaran allí. También fuimos los primeros en bajar el Amazonas desde Perú al Atlántico y EE UU, donde un tercio de su territorio perteneció a España, y Álvar Núñez Cabeza de Vaca, náufrago de una expedición que exploraba el sur de EE UU, llegó caminando hasta la Ciudad de México en una hazaña pocas veces igualada. Fuimos los primeros en ver el Misisipi, el Cañón del Colorado, las Montañas Rocosas, y dejamos nombres españoles en ciudades y en infinidad de nombres propios de aquel extenso territorio.
Y ahora tenemos que en España, la nación más antigua de Europa, dos regiones pese a nunca haber sido reinos ni re publicas, cosa de lo que muchas otras pueden presumir, dicen ser naciones y piden la separación; malo para ellas y para el resto. Y luego Zapatero dice que "España es una nación de naciones" y que sea una nación es algo "discutido y discutible". Buen maestro del aventajado discípulo Sánchez Castejón, que entre su sinfín de disparates anticonstitucionales propone como su maestro una España federal. Un Estado federal se forma para unir naciones o territorios, nunca para desmembrar una nación con muchos siglos de historia.
Lo mismo en España que en el resto del mundo proliferan políticos populistas por los extremos que nada bueno nos traerán. Yo siempre pensé que en política, como en otras muchas cosas, en el centro esta la razón, y a estos políticos (y políticas) de tres al cuarto, que lean la Constitución que juraron, prometieron o, agárrense, prometieron por imperativo legal, respetar y defender.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo