Problema formativo e historia del asesinato de un sistema
El problema formativo fue el mío: que tras atragantárseme el segundo curso de Ingeniería Superior Aeronáutica en 1970 abandoné esos estudios y cursé la Ingeniería Técnica en la especialidad de Construcción de Maquinaria, terminando en 1973; habiendo hecho además: en el verano de 1972 prácticas en el Taller de Mecanización de Ensidesa, en la primavera de 1973 un cursillo de Organización y Preparación del Trabajo Mecánico (adecuado para ingenieros técnicos) que el Ministerio de Trabajo ofrecía en la Universidad Laboral de Gijón, y un segundo más avanzado en la primavera de 1974. Las prácticas en Ensidesa y estos cursillos me descubrieron tres cosas: no tenía ni idea de destrezas prácticas, no sabía de la existencia de la formación permanente, e ignoraba la gran mayoría de las destrezas cognitivas concernientes a mi especialidad. Entretanto fui realizando las milicias universitarias" y en el otoño de 1974 comencé a trabajar en acerías para hacer pruebas de un sistema de colada para cucharas. Entonces fue patente mi problema formativo. No sabía nada: ni de aceros, ni de refractarios, ni de oleohidráulica: una tecnología que lo mueve todo en una acería, que es usada por la maquinaría robótica de gran potencia y por los robots móviles oleohidráulicos (como los que construye la empresa SVMAC en Gijón). ¿Cómo era posible tanta ignorancia? Busqué entonces libros y quitando horas al descanso me hice autodidacta. En la primavera de 1977 el Ministerio de Trabajo buscaba profesores de Automatización Oleohidráulica para la formación permanente del SEAF (Servicio de Empleo y Acción Formativa) y me presenté. Había en las pruebas una gran cantidad de candidatos, pero solo necesitaban 12. Así que, tras tres de días de pruebas de mañana y tarde, siendo al tercer día en la fábrica de Stándar Eléctrica, S. A. sobre maquinaria real de la empresa y luego sobre entrenadores de un aula, seleccionaron solamente a tres candidatos, yo incluido. De tal forma que, tras realizar un cursillo de dos meses de preparación didáctica, en septiembre de 1977 me incorporé al Centro de Formación Ocupacional "La Violeta" en Barcelona para impartir cursillos de 360 horas didácticas de Automatización Oleohidráulica.
No me fue mal, pero mis alumnos eran buenos profesionales con años de experiencia dentro de sus empresas y, aunque quedaban contentos con mis explicaciones teórico-formales de las causas de esas experiencias, yo descubría cuánta era mi inexperiencia y cuánto me quedaba aún por aprender. Ellos me preguntaban las causas de lo que les había ocurrido, dialogábamos, y juntos buscábamos la respuesta explicativa: con ello yo también aprendía de su experiencia. Saqué el CAP y leí libros sobre este tipo de formación permanente como: "La educación permanente", de Pierre Besnard y Bernard Liétar, incluso me matriculé (1979-80) en el 1º Curso de la Facultad de Ciencias de la Educación en Barcelona. Pero para entonces ya se empezaba a sentir que nuestro sistema formativo era perseguido en lugar de reconocido. En 1981 llegué al Centro de Formación Ocupacional para el Empleo de Avilés, y en 1983 formé parte del Plan Nacional de Estructuración de Familias Profesionales para realizar las guías didácticas e itinerarios modulares de ocupaciones y de tecnologías como la Automatización Oleohidráulica. Plan que fue destrozado (y mal plagiado) por decisión e influencia del Ministerio de Educación y Ciencia, que: ni entendió nuestros conceptos, ni supo estructurar módulos flexibles de 120 horas didácticas (unos de 30 horas y otros de 210 horas) con los que confeccionar cursillos para las destrezas (cognitivas y prácticas).
En 1984 se comete el anunciado asesinato de nuestro sistema de formación, al declararse por ley que los funcionarios docentes del Ministerio de Trabajo no éramos docentes porque no pertenecíamos al Ministerio de Educación y Ciencia (a pesar de cotizar como docentes de Enseñanzas Medias en la Seguridad Social). Me sorprendió tanto como el hecho de que en la Alemania de 1934 pasó algo similar, declararon por ley que ciertos ciudadanos alemanes dejaban de ser ciudadanos, y nadie se escandalizó; con nosotros en 1984 sucedió la misma banalidad del mal y nadie se escandalizó: sindicatos y patronal estaban expectantes por utilizar los cuantiosos fondos de formación que nos asignaría la UE para hacer nuestra formación, y decidieron que recibiendo nosotros el dinero (ya que el INEM iba a ser y fue el interlocutor válido ante el CEDEFOP), sin embargo, serían ellos quienes se encargarían de impartir los cursillos que les pagaríamos, y no querían competencia que disminuyese la bolsa del dinero. No obstante, logramos la sentencia de un juez que establecía que mientras siguiésemos impartiendo cursillos en nuestro puesto de trabajo no se nos podía apartar de él ni de la especialidad docente que impartíamos; pero que él no podía cambiar las leyes, que la ley decía que no éramos docentes, que no teníamos derechos docentes como su especial remuneración y jubilación. En el 2014 me jubilé con 65 años impartiendo mis dos cursillos en el mismo puesto de trabajo. El primer cursillo tenía los módulos formativos de: "Oleohidráulica básica convencional" y "Oleohidráulica general aplicada servopilotada" (280 horas en conjunto). El segundo cursillo tenía los módulos formativos de: "Oleohidráulica básica convencional" (resumen para los que no lo habían hecho y repaso para los que lo habían hecho); "Oleohidráulica de válvulas insertables de dos vías"; "Lógica técnica y programación básica de PLC"; e "Iniciación a la Oleohidráulica proporcional" (280 horas en conjunto). Creo firmemente que, ni antes ni después de 2014, se han impartido en Asturias postgrados (de nivel 5 o 6 del EQF) con tantas horas didácticas de Oleohidráulica industrial: tecnología de la que existe una página en Facebook que fui construyendo, pero que por razones personales fui abandonando desde 2018.
https://www.facebook.com/OHCA.IND.CMC/photos_albums
Ahora sale el "Real Decreto 69/2025 de 4 de Febrero, por el que se desarrollan los elementos integrantes y los instrumentos de gestión del Sistema Nacional de Formación Profesional". Es obvio que este país necesita resucitar el Sistema de Formación Permanente Ocupacional del INEM cuarenta años después de su asesinato. Un sistema con un plan, tan adelantado, que ya en aquellos tiempos se ajustaba al Marco Europeo de Cualificaciones (por eso lo entendimos a la primera). No saben dónde se meten, pero les deseo suerte, aunque la arrogancia y la prepotencia de esta historia desde hace cuarenta años los incapacitan. Pero es bueno que lo intenten, y estaré atento por si puedo ayudar.
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