Iglesias, Monedero, Errejón y otros chicos del montón
Estos de Podemos siempre me recordaron a la serie "Sensación de vivir". Todo lo que ocurre en torno a ellos gira alrededor de noviazgos, cuernos, rolletes, despecho, engaños...
Esta mañana, mientras tarareaba eso de "pobre tonto, ingenuo charlatán, que fuiste paloma por querer ser gavilán...", recordaba a Pablo Iglesias y no dejaba de reconocer que, gracias a la política engañabobos, cambió su pisito en un barrio obrero por el chalé con piscina para ricos; que a día de hoy intenta parecerse a Bertín Osborne mientras juega al pádel los domingos; que el mismo presunto delincuente al que le molesta que uno se agarre los testículos en presencia de la Reina es el mismo que pide guillotina para el Borbón; el mismo que quería azotar a Mariló Montero hasta que sangrara, pero es a la vez el azote de los machistas; el mismo que, no teniendo media leche, quería salir a "cazar fachas" por la calle; ese personaje sentencia ahora que el fútbol es de machistas y fachas.
Incluso hace dos días pontificó sobre las pensiones y pensionistas, afirmando que "los que hablan de insostenibilidad de las pensiones son ultraderechistas".
Si no quiere seguir leyendo, puede dejarlo aquí, pero quédese con esta idea: Pablo está de vuelta y en cuatro días le vemos llamando a la puerta de Moncloa, a ver qué hay de lo mío. Pedro, encantado, por supuesto.
No creo que sea el caso de otro ilustre podemita del club de los empotradores, me refiero a Juan Carlos Monedero, pero sí parece que (aunque con un poco de retraso) le está llegando su San Martín, y las hordas feministas le empiezan a pasar factura por su presunto abuso del derecho de pernada.
Por asociación de ideas, recuerdo un artículo de Carmen Rigalt del año 2015 que titulaba: «Con Monedero en una playa nudista puedes tender la toalla y tomar el sol a la sombra de su mástil». ¿Qué ye, ho?
Lujuriosos y pervertidos corrimos entonces a consultar el Diccionario de la RAE para conocer de primera mano, sin resquicio para la duda, qué era eso de "mástil", y desde ese día odiamos a Monedero.
Eso no significa que le deseemos ningún mal, pero, oye, es llamativo y escandaloso que detractores del patriarcado abusador, defensores a ultranza de las féminas, resulten luego "empotradores" (lo dicen ellas). ¿Qué tipo de maldición arrastra la Complutense?
Lo suyo sería que ellos se avinieran a participar en el evento turístico que supone la próxima berrea para disfrute personal y mitigar sus ansias y picores, porque, según afirma, entre otras, la compañera diputada Caldentey, el uno "está salido", y el otro, liado con capitulaciones (no copulaciones, que le veo venir)... "ya sabes, las cabras siempre tiran pa'l monte", ha dicho.
Atentos, pues, a las caídas de las astas (principal arma del macho), a partir de marzo y, posteriormente, allá por el mes de setiembre, al sonido gutural que emiten estos animales en la famosa berrea.
En noviembre, elecciones, o sea, más cuernos.
Saludos cordiales.
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