Tierras raras
No respeta nada la ola de erotismo que nos invade. Hasta Yolanda Díaz ha sido víctima de una agresión sexista: -"Un periodista, sin ningún pudor, se me acercó y me hizo un comentario sobre mi estado físico". No se puede ser guapa en este ambiente de heteropatriarcado machista. -"Cada día estás más guapa", fue la obscenidad que le lanzó ese periodista impúdico. Pero Yolanda, que por comunista no deja de ser gallega, debió de sobreentender que "por más que la mona se vista de seda...". Y el presunto piropo la dejó amohinada.
Cursando sexto de aquel Bachiller más antiguo que las pesetas, que en el Seminario llamaban "Latín y Humanidades", nos sacó "a dar la lección" a José Antonio Olivar y a un servidor D. Sixto, el profesor de Química. Nos mandó describirle los "estados de la naturaleza", primera "pregunta" de la lección de aquel día. Nos pilló "descalzos". No habíamos abierto el libro.
A la mente nos llegaba, como una vegetación fluvial arrastrada por la corriente desde las ya remotas enseñanzas de la escuela primaria, lo de los tres estados, sólido, líquido y gaseoso, pero dejábamos pasar aquella reminiscencia considerando esas nociones tan elementales incompatibles con los conceptos más sofisticados propios del Bachillerato. Del conjunto de la clase nos llegaba el soplo coral, in crescendo, insistente y ya perfectamente audible -"Sólido, líquido y gaseoso"- que rechazábamos incrédulos, cerrados en banda, sospechando una trampa en cualquier gesto de solidaridad ajena.
Estábamos más que resignados a un merecido cero, pero D. Sixto consideraba que el cero había que trabajarlo y nos retuvo treinta o cuarenta minutos, socarrándanos minuciosamente, vuelta y vuelta, vuelta y vuelta, en la parrilla del oprobio antes de devolvernos, definitivamente escaldados, a los respectivos pupitres. No sé por qué, pero sospecho que esa experiencia escolar me ayuda a empatizar, si me lo permiten, con la zozobra que debió de zarandear la entereza de Yolanda cuando ese mandril salido (ejem!) de la fachosfera con carné de periodista la interpeló, "sin pudor", sobre su estado sólido, líquido y/o gaseoso.
La señora Díaz está acostumbrada a otros modales: los primates que apacienta y acoge en su aprisco de Sumar no "comentan" el estado físico de sus congéneras, lo comprueban manualmente: ellos "tocan", "palpan", "soban", "manosean" y aprietan ("empotran"). Y mientras realizan esas operaciones de neomaterialismo dialéctico, ellos mismos propenden al estado líquido: "Babean". El socialismo de Sánchez, predicando solidaridad, y el feminismo podemita, exigiendo castidad: tierras raras.
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