Que el presidente Barbón, tan singular, empiece a trabajar
El jefe de Gobierno del Principado de Asturias ya no puede estar más omnipresente en todos los medios de comunicación asturianos. Su exhibición es una constante que atosiga y empalaga, pero que en modo alguno se corresponde con el rendimiento de su trabajo, y mucho menos con los beneficios de Asturias.
Asturias necesita un presidente que abandone su genuflexión permanente ante el Gobierno de España, que, una tras otra, no ceja en su afán depredador contra una quincena de comunidades autónomas, en beneficio tan solo de dos, por aquello de la "singularidad". Es decir, por la indecente manera de hacer más pequeño al resto de España.
Cada día a Sánchez le toca comprar su estancia en el Gobierno de España, accediendo a todas las prebendas, chantajes y extorsiones de quienes, precisamente, más odian a España, independentistas catalanes y vascos. Nuestro presidente Barbón, entre tanto, connivente de estas pirañas, que no cesan de esquilmarnos.
Asturias contempla impasible los desmanes de ambos presidentes, mientras, eso sí, los sindicaleros asturianos, fartucos de prebendas, subvenciones y sueldos millonarios, a la sopa boba, permanecen sobre la moqueta cómplices del enflaquecimiento de nuestra región. Las pancartas se les pudren en el desván, y los neumáticos del "Tigre" quedaron en la trastienda. Ya no hay nada por que salir a la calle, perdieron hasta la decencia.
Arcelor está bajo mínimos, y ahora, por si fuera poco, a los asturianos nos toca pagar también el despilfarro de los 17.000 millones de euros de los catalanes en pro de su independencia; nos toca reponer, sin sentencia aún, el latrocinio de la familia Pujol (los del 3%); nos toca soportar al Gobierno de Barbón, que solo crece en su organigrama.
Ahora, la penúltima ocurrencia del señor Barbón es una Oficina Económica en Madrid. ¿Para qué están todas las consejerías, viceconsejerías, directores generales, jefes de gabinete, asesores, secretarios y demás fauna del organigrama del Gobierno del Principado de Asturias? ¿Cuándo nuestro presidente Barbón, tan singular, dejará de simular y de engañarnos? ¿Cuándo se atreverá, por fin, a gritar en Madrid "al alto la lleva", en el nombre de Asturias? Por favor, señor Barbón, sin vergüenza, empiece por fin a trabajar. Ser de Pola de Laviana no está nada mal, pero no es suficiente.
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